domingo, 5 de junio de 2011

progreso...

Progreso significa, etimológicamente (del latín progressus), la acción de ir hacia adelante.

Se considera que el progreso conduce a mejorar la vida del hombre mediante el aumento de los bienes y servicios puestos a su disposición. Así, el progreso se mide por la capacidad para dominar la energía y por el grado de desarrollo tecnológico.
Se cree que avances en los aspectos materiales de la vida se relacionan con mejoras en la cultura, la ética y la moral. Se parte del convencimiento de que con una producción ilimitada y un consumo ilimitado se logra la felicidad. Por lo tanto, el concepto de progreso se confunde con los valores de la sociedad. Pero el verdadero progreso de una sociedad tiene que ver más con el conocimiento, con la capacidad intelectual de su población puestos al servicio de la comunidad con el objetivo de mejorar la calidad de vida de todos sus integrantes (satisfacer sus necesidades básicas, sus proyectos de vida, etc.).

Para economistas y tecnólogos el progreso parece no tener límites. Pero este crecimiento en apariencia ilimitado tiene efectos sobre el ambiente, tanto sobre la disponibilidad de los recursos (no renovables) como en la capacidad para absorber sus desvastadores efectos (contaminación). La idea del crecimiento continuo sólo la explica el desconocimiento de los sistemas naturales, su dinámica y sus procesos. Por lo tanto, no sólo se requieren límites a la innovación en tecnologías ambientalmente agresivas sino que, además, los problemas de agotamiento de recursos y contaminación no se resolverán con el desarrollo de tecnologías cada vez más complejas.

La cantidad de energía (convencional) que utiliza una sociedad es el mejor índice para conocer el grado en que ésta agrede al ecosistema. Nuestro estilo de vida, así como gran parte de los bienes asociados al progreso, están directa o indirectamente vinculados con la tecnología del frío (tratamiento y acondicionamiento del aire, congelación, refrigeración, etc.) y ésta a su vez, con la utilización de los compuestos clorofluorocarbonados (CFC) también llamados "gases del bienestar".

La movilidad y el desplazamiento geográfico también se asocian con la idea de progreso; distancias, utilización descontrolada de vehículos y combustibles, gases de combustión, ruido, son otros aspectos que impactan en forma negativa sobre el ambiente y la salud.

Vemos entonces que algunos aspectos de lo que llamamos "progreso" resultan perjudiciales. El ecosistema expresa su vulnerabilidad; la vida cotidiana se muestra frenética, insalubre y estresante. El concepto de progreso adquiere en la actualidad una dimensión nueva, la relación entre el hombre y el ambiente.

Un equipo de investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT), dirigido por Dennis Meadows, llegó a la conclusión de que si se sigue aplicando este modelo el planeta colapsará ecológica y socialmente. Proponen entonces, atenuar y aún detener este crecimiento exponencial e incorporar tecnologías ambientales como reciclado de los recursos naturales, aumento de la vida media de los productos, control de la contaminación, entre otros. La relación entre lo deseable y lo posible es lo que proporcionará el límite al crecimiento.

Es indispensable revisar los sistemas económicos y tecnológicos, adaptarlos a los recursos limitados de la Tierra y preguntarnos si podemos persistir alterando la estabilidad del ecosistema. Como sociedad, necesitamos rever los sistemas de valores y los fines perseguidos. Según el periodista francés Philippe Saint Marc, la sociedad deberá elegir entre una "economía de posesión" (búsqueda de un más) y una "economía de plenitud" (búsqueda de un mejor). Se ha llegado a un punto en que el hombre debe optar entre la obsesión por este tipo de "progreso" o un desarrollo sostenible. En síntesis, se deberá buscar un nuevo concepto de bienestar.


Laura Scafati

http://www.cricyt.edu.ar/enciclopedia/

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