miércoles, 11 de septiembre de 2013

11 de septiembre, día del maestro

la voz del pueblo - 11/09/2013
María Golato: "La escuela es mi espacio de militancia"

Hay personas que dejan huella, que lo que les importa, más allá de ellos mismos, es poder dar a los otros y mantener su coherencia, que su pensar tenga que ver con su hacer. Esta docente hace diez años está en la Escuela 48, porque eligió ese lugar de resistencia cultural. Se llama María Golato
 
Todos tenemos algún recuerdo casi siempre relacionado con la escuela primaria que nos provoca nostalgia, que nos vuelve a encontrar con ese chico lleno de miedos e inseguridades que -apenas asomado tras las piernas de mamá o de papá, con delantal blanco impecable, zapatos recién lustrados o zapatillas nuevas, pelo bien cortado o bien atado con una cinta- ingresaba por primera vez en la escuela primaria. Esa nostalgia nos lleva, sin darnos cuenta a una mano que toma la nuestra y con una amplia sonrisa, nos dice: "Vení conmigo, vamos a conocer a tus compañeritos. Soy tu maestra".
Y allá vamos, de su mano a soñar juntos nuestro futuro, hasta donde ella quiera, porque en cada aula ingresamos al mundo del color, conocimiento, palabras y números que van abriendo una a una las ventanas del conocimiento. Siempre guiados por esa mano y cobijados bajo esa sonrisa, la de la maestra.
Suplemento Mujer La Voz del Pueblo brinda un homenaje a través de esta historia de vida de una mujer que eligió la docencia como su lugar de lucha, de resistencia, de bregar por los derechos de unos y otros, pero poniendo siempre por encima, a todas las mujeres y hombres de buena voluntad que se levantan cada mañana en cualquier punto del país y como pueden, a caballo, caminando, por picadas en medio de la selva, en botes por los ríos, hacen de ese puñado de niños su razón de existir.
María Golato empezó enseñando a leer a su abuelo analfabeto y hoy es la directora de la Escuela 48, cuyo nombre es América Latina.
- ¿Cómo surge en vos la idea de ser maestra?
- Por ahí hay gente que dice que tiene un título en alguna profesión, yo digo que "soy" maestra, forma parte de mi esencia, de mi naturaleza. Surgió desde la más tierna infancia, cuando fui seleccionada por mis maestras para ayudar a dos compañeros que eran del campo y que no asistían todos los días a la escuela. Desde primer grado yo les copiaba aparte las tareas que hacíamos todos los días y ellos cuando venían las llevaban. Así hasta tercer grado colaboré con mi maestra y ahí empecé a sentir que era ser maestra. Enseñarle a leer y a escribir a mi abuelo, que era analfabeto, con el diario desde chica y usando el método con el que yo había aprendido a leer, juntando las letras.
Cuando hice el secundario me gustaban mucho la literatura e intenté irme a estudiar esa carrera a Buenos Aires, pero me sentí muy mal, no podía con la ciudad, entonces volví a Tres Arroyos y me puse a trabajar. Un día de primavera, vi a maestras en la plaza con los niños y dije: "Ah que bueno, voy a estudiar para ser maestra" y así lo hice. Estudié en el Instituto 33, me recibí y me fui a trabajar a Bariloche.
- Bariloche, tu primer aula, tus primeros niños a cargo
- Sí. Llegué el 25 de marzo a esa ciudad y el 26 estaba trabajando. Me tocó un primer grado en una escuela de las afueras de lo que sería el Alto de Bariloche, que es la zona más vulnerable con niños que ni conocen la ciudad, muchos de comunidades mapuches, mucho apellido de tierra adentro: Curapil, Huenchulau, me acuerdo de ellos. Tenía ese grupo y con ellos empecé a aprender lo que era ser maestro, no respetando mucho las formalidades de lo que eran las planificaciones, los papeles, haciendo renegar mucho a mis directivos.
- Debe haber sido difícil, el ámbito docente se caracteriza por mucha burocracia y papeles a completar, ¿Se puede ser de otra manera?
- He privilegiado siempre el contacto con los niños y lo que ellos me proponen. Siempre trato de adecuarme a las necesidades de los niños y no tratar de meterle el desarrollo de un programa que muchas veces no tiene que ver son su realidad. Haciendo un poco de cintura podés adecuarte al curriculum pero a la vez viendo de que manara atendés las necesidades reales de esos niños. Estuve cuatro años y volví con la idea de regresar, me había comprado un terreno y me vine para no pagar alquiler, vivir con mis padres, juntar un poco de dinero para construir en el sur. Había nacido mi primer hijo, pero entonces lo conocí a Perico (Medina) y me quedé.
Mi vida tomó otro rumbo, el terreno lo seguimos teniendo y siempre las ganas de hacernos un lugarcito para la familia siguen estando, vamos todos los años y algo hacemos en ese lugar. Por eso pienso que cuando me jubile vamos a vivir alternado entre allá y acá.
- El regreso a tu ciudad natal, empezar a trabajar en escuelas acá, realidades totalmente distintas a las que habías conocido.
- Cuando vine busqué trabajar en escuelas que se parecieran a la que yo había enseñado en el sur, me fui al campo, a las escuelas rurales, suplencia que salía ahí estaba yo. Era una época muy difícil porque lo que cobraba y cuando lo cobraba alcanzaba para algunos alimentos, era fines de los '80. Después estuve un par de años en Claromecó y cuando decidimos armar nuestra familia con Perico me vine y así seguí con suplencias hasta ser titular.
- Todos te identifican con tu tarea en la Escuela 48
- Un año me tocó hacer una suplencia en la Escuela 48 y me sentí muy bien, pero no había vacantes, así que esperé hasta que la hubo y en el año 2004 pedí movimiento de la Escuela 29, que también me marcó mucho. Cuando uno está en un lugar te ponés la camiseta, me ha pasado con la "48", ya hace 10 años que estoy y con la responsabilidad hoy del rol de la directora, pero he trabajado en cada escuela con la misma entrega y el mismo compromiso. Me costó mucho irme de la "29", con lágrimas lo hice. Hace 10 años que entré como maestra en la "48" y creo que me voy a jubilar acá. En el 2010, renuncia la directora y quedé a cargo, pero siendo y sintiéndome uno más del equipo. Uno es la cabeza visible o el líder en los proyectos, pero me siento un engranaje más.
- La Escuela 48 ha tenido, desde tu gestión cambios más que importantes, su nombre por ejemplo ¿cómo llega a esto la comunidad educativa?
- Primero estoy convencida de que la escuela es mi espacio de militancia, por lo que creo que pongo todo lo que es mi fundamento, mi filosofía de vida y eso es lo que quiero transmitir a mis compañeros y sobre todo a los chicos. En el año 2004 surgió un proyecto sobre derechos humanos con un grupo de sexto muy curioso y con unos papás que acompañaron mucho en ese momento y lo que era un trabajo a largo plazo. Esto me fue encontrando a mí con ganas de seguir profundizando porque vi un espacio para eso.
He encontrado directivos que no me frenaron, sino que se sumaron, se contagiaron y pude desarrollarlo. A partir de empezar a trabajar con los derechos humanos vimos que nuestra escuela tenía un nombre con mucha carga como Julio Argentino Roca, genocida de los pueblos originarios y que además había sido impuesto por la dictadura. La escuela originariamente se llamó Osvaldo Zarina y es en el '78, por un decreto de un brigadier, que se impuso el nombre de Roca. A partir de este hecho empezamos a pensar en la posibilidad de cambiarlo, ya que existía una contradicción en nuestro trabajo y ese nombre que no nos representa.
Estamos haciendo una mirada diferente sobre la historia, reconstruyendo ese contenido de las raíces y los derechos humanos que no son sólo el 24 de marzo de 1976 y los desaparecidos, es por supuesto una parte importante de la historia pero en el día a día tenemos los derechos de los niños, los de las mujeres, tan vulnerados. Los niños tienen en la escuela un único espacio donde se los mira y se los escucha, entonces desde ese lugar los encarnamos. Es un mascarón de proa tener ese fundamento, nos da identidad, nos da un horizonte para trabajar en los derechos de las minorías. Uno sabe dónde quiere ir y no se agota, al contrario se enriquece, año a año aparecen nuevas temáticas y nos da un fundamento a nuestra práctica docente de cada día.
- ¿A qué te referís cuando hablás del fundamento de la práctica docente cotidiana?
- Por ejemplo, cómo abordar un problema con un niño, tratamos de no gritar en la escuela, sino de reflexionar, de escuchar, de que respeten, que no discriminen y ellos entienden. No hay que olvidar que vos encarnás un modelo, por eso te digo que "soy" maestra, tenés que estar muy atenta, no sos un ejemplo, sos un ser humano, pero sí sos un referente.
- Más que un trabajo, es una elección cotidiana.
- Es un trabajo, es una carga alucinante, será porque tengo pasión por lo que hago, me resulta una carga por la responsabilidad enorme que significa educar, pero la llevo contenta, con orgullo... Sigue siendo una elección.
- Seguramente hubo maestros que te marcaron como la maestra que soñabas ser.
- Uno tiene maestros y a mí en el estudio de mi carrera me marcó muchísimo la profesora Marta Del Priore de Liébana, profesora de Filosofía, escuchaba embobada lo que enseñaba. Recuerdo que en la última clase que compartimos, al terminar la cursada, lloraba porque no iba a tener más esa forma de compartir el conocimiento que ella tenía, con ese respeto hacia el alumno, ese lugar de replantearse ella primero un error antes que ver el de los otros y eso me marcó. Ella sabía lo que pensaba, pude decírselo y se lo agradecí, eso es bueno.
Aprendí que un alumno es un par, par en dignidad humana, después la simetría tiene que ver con la responsabilidad del maestro sobre los alumnos, tener mucho respeto en lo que les vamos a dar cada día, hay que mirarlos, escucharlos, orientarlos y el conocimiento se da en ese contexto de tolerancia, de poder transformar. Los proyectos que surgen de la escuela tienen que ver con eso, no son una transgresión, es ir encontrando la manera de animarse a hacer algo diferente y crear algo para otros. No queremos que los proyectos queden en el aula, los sacamos y los compartimos, los damos, es importante que tengan un impacto positivo para la comunidad.
Me he encontrado con gente que ha elegido ir a esa escuela a trabajar, por lo que tenemos un equipo que es titular, que eligió el proyecto de la Escuela 48 y eso nos compromete a cada uno. Hay una sola manera de lograr esto: escuela abierta todos los días, eso enriquece y nutre la tarea, de abrirse y compartir.
- Antes que nada y primero que todo, maestra.
- Me pasó que cuando rendí para directora, una de las críticas que me hizo la mesa examinadora era que me posicionaba mucho como maestra y yo digo que el director es siempre primero maestro, al igual que el inspector, eso es la esencia que no debemos olvidar nunca y está ahí para ser el mediador de un saber con un niño que está esperando formación y uno tiene que lograr que disfrute del aprendizaje, que vaya a la escuela con ganas de estar, de quedarse, de pasarla bien y de aprender. Siempre digo que el mejor remedio para la tristeza es aprender.

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