jueves, 12 de enero de 2012

vecinos

la voz del pueblo - 08/01/2012
Víctor Dubovik, un personaje con raíces


El destino le jugó una mala pasada, pero supo dar vuelta la página y transformarse en un referente en el mundo de las plantas y semillas. El año pasado dictó un curso de jardinería y en 2012 tiene previsto dar otro relacionado con huertas. Es dueño además, de un pasado muy rico: fue fotógrafo de LA VOZ DEL PUEBLO y delegado de la localidad balnearia

VICTOR JUNTO A SU GRUPO DE TRABAJO EN EL VIVERO EL MOLINO, SU LUGAR EN EL MUNDO.

Son las 10 de la mañana de una ventosa y molesta jornada de viernes. El lugar es avenida 26 entre 17 y 19. Allí funciona desde hace muchos años un vivero, denominado El Molino. LA VOZ DEL PUEBLO se acerca y pregunta por el responsable de este emprendimiento familiar, que cuenta con una importante trayectoria en Claromecó.
Bermuda, sandalias y remera, y un particular sombrero de color claro, Víctor Dubovik saluda. El es el protagonista de la historia y quien accede gentilmente a una entrevista en la que contará sus vivencias en la localidad balnearia.
"Vení, pasemos por acá así hablamos tranquilos", sugiere este experimentado viverista, mientras recorre los angostos caminos internos caracterizados por estar rodeados de una gran cantidad de variedades de plantas que sólo él reconoce.

Cursos
Ya ubicados y cómodos para comenzar con el diálogo, Dubovik, quien emite sus palabras con una pausa y claridad destacable, en primera instancia brinda detalles de un curso de jardinería que dictó en Claromecó con la ayuda de su esposa durante 2011. "El resultado que obtuvimos fue buenísimo y realmente estamos todos muy contentos", señala el viverista, y agrega al respecto: "El grupo fue espectacular".
Al ser consultado sobre cómo fueron los orígenes de este curso de jardinería, explica que "surgió gracias a la gestión de una agrupación de Claromecó. A partir de ahí, junto con el Centro de Formación Profesional Nº 401 de Tres Arroyos se pudo efectuar".
Agrega que "fue una propuesta que me hicieron en su momento. Al principio no acepté porque uno tiene sus actividades pero luego me explicaron que había varios interesados. Por eso es que acepté y no me arrepiento de haber dicho que sí".
"El máximo de alumnos permitidos era de 15, pero tuvimos 13 por cuestiones de enfermedad. Al curso lo dictaba yo y mi señora me asistía", comenta.
En relación a las características de la propuesta, que era la primera vez que se ofrecía en Claromecó, Dubovik expresa que "nos salimos un poco de lo que era el programa, ya que éste era de una jardinería más elemental. Primero aprendieron sobre el conocimiento de suelos, además hicimos análisis de los suelos y del agua, lo cual entusiasmó mucho porque había cosas que no se conocían".

Entre otras apreciaciones, menciona que "hicimos distintos tipos de reproducciones, las cuales se pueden realizar desde lo comercial como también desde el ama de casa. Los alumnos aprendieron de todo y se vio mucho entusiasmo". A su vez, comenta que "también trabajamos sobre cómo se combaten las enfermedades de las plantas y cómo hacer para que éstas se fortalezcan. Hay plantas que requieren suelos ácidos y otras que no. A diferencia de lo que puede ser otro curso es que yo transmití mucho de lo que se hace en un vivero".

Está claro, Víctor se muestra más que conforme en relación a su experiencia como referente del curso. "Fue muy bueno y divertido poder hacerlo. El saldo es muy positivo. Además de la teoría se hizo mucha práctica y eso es lo que verdaderamente enriquece".

Para este año, y también impulsado a través de la Dirección General de Escuelas, está previsto dictar un curso referido a la huerta. En este sentido, Dubovik afirma que "tengo entendido que comenzará en marzo, ya que en febrero todavía estamos en temporada. Ya está confirmado que se va a desarrollar, lo que todavía no tenemos son las fechas concretas de inicio".

Fuego
"Ni quiero acordarme cuándo fue", reconoce Víctor al ser consultado sobre una fecha que lo marcó de por vida, en la cual un incendio provocó la pérdida total de un comercio que tenía, llamado Víctor Sports.
Sobre este trago amargo que hace más de una década le puso el destino en el camino, cuenta: "Teníamos un local de pesca y camping, mientras que pegado a ese comercio había otro para la venta de zapatillas de marca y arriba se ubicaba un depósito. En vísperas de las 24 Horas de la Corvina Negra se originó un incendio atroz, en el cual se perdió todo, a tal punto que corrió riesgo toda la manzana".
Agrega que "se nos había ido el esfuerzo de toda una vida y nos habíamos quedado sin nada. Un amigo me prestó una casa y un vehículo, sumado a que los proveedores también me ayudaron".
A partir de ese lamentable episodio, la incertidumbre ganó espacio en la vida de Dubovik. "No sabíamos qué hacer y le consulto a mi esposa, quien fue el gran apoyo que tuve en mi vida. Ella me acompañó mucho y cuando le pregunto cómo seguir me dijo que nos dedicáramos a las plantas", recuerda.
Explica que en ese momento tenían un vivero de pequeñas dimensiones, al considerar que el desarrollo de la actividad se manifestaba como un hobbie. "Necesitábamos cuatro o cinco años para ver algún peso de lo producimos, dado que esto lleva tiempo", justifica.
"Estuvimos mucho tiempo haciendo horario corrido, en invierno y verano. Fue un esfuerzo tremendo, a tal punto que no veíamos el mar. De a poco fuimos saliendo adelante y pudimos encontrar esto que nos gusta mucho".

LA VOZ DEL PUEBLO
Más allá de estar rodeado de plantas y semillas desde muy pequeño, Víctor exploró otros campos en los que también se destacó y dejó su impronta. "Hace muchos años tuve mi época con la fotografía. Esos tiempos fueron muy lindos porque pude sacarle a las primeras bikinis que aparecieron en la playa", recuerda.
A su vez, señala que "participé mucho en lo que fue la primera revista que sacó el diario y había fotografías un poco atrevidas. De esto, hará unos 45 ó 47 años. Yo empecé a trabajar muy jovencito".
"Antes era muy distinto a lo que es ahora, ya que todo el mundo se hacía fotografías. Nadie tenía una foto que valga la pena. Hoy lo digital ha matado prácticamente la profesión. Debo ser uno de los pocos laboratoristas que quedan", reconoce.
La delegación de Claromecó también fue un lugar en donde dejó su sello. Durante la gestión de Fernando Ricci y la primera administración del ingeniero Carlos Aprile, Dubovik llevó las riendas de la localidad balnearia.
"Hoy las cosas han cambiado, pero acá estábamos con una economía de guerra. En mi gestión había alguna deficiencia por alguna falta de recursos", explica, Víctor, y agrega: "Veo a un intendente que ha invertido mucho, si lo comparamos con otras gestiones, que si bien no fueron malas tenían otros criterios que no nos favorecían".

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