jueves, 12 de enero de 2012

reciclaje en san fco. de bellocq

la voz del pueblo - 08/01/2012
Un pueblo con conciencia ecológica
Escribe Lisandro AguirregabirÍa

San Francisco de Bellocq, con menos de seiscientos habitantes, se ha convertido en un ejemplo. La planta de clasificación de residuos brinda trabajo a catorce personas y cubre las necesidades de la zona. Está planeado ampliar las instalaciones para que la planta pueda procesar la totalidad de la basura de Claromecó, Orense y Bellocq

EL DELEGADO GERARDO CHEDRESE ASEGURA QUE DESDE HACE AL MENOS QUINCE AÑOS SE ESTA TRABAJANDO DE DIVERSAS FORMAS EN LA CLASIFICACION DE RESIDUOS


En temporada de verano, la planta de clasificación de residuos de San Francisco de Bellocq procesa más de trece mil kilos de basura por día, proveniente -además de este pueblo con menos de seiscientos habitantes- de Orense y Claromecó.
Sin embargo, las instalaciones no llegan a reciclar la totalidad de los residuos que producen estas localidades, motivo por el cual un importante porcentaje de la basura es arrojada a cielo abierto en la principal localidad balneAria de nuestro distrito.
Para dar una respuesta a este problema, la gestión del intendente Carlos Sánchez está pensando en ampliar la capacidad de la planta, lo que generará más puestos de trabajo para la población.

Un poco de historia
La planta fue inaugurada el 13 de noviembre del 2007, y está ubicada donde antiguamente estaba establecido el matadero municipal.
Cabe recordarse que en el 2009 estuvo presente en la planta el gobernador Daniel Scioli, quien prometió agrandar las instalaciones. Este hecho significó una buena señal de apoyo político para la gente de Bellocq.
En la actualidad, tiene catorce empleados que trabajan de lunes a sábado en dos turnos diferenciados.
Los operarios realizan la clasificación de los residuos y deben higienizarse una vez concluidas las tareas.
Además, hace un mes la planta incorporó un camión que realiza las tareas de recolección en Orense y Bellocq. También hay dos contenedores ubicados en la entrada, donde la gente debe arrojar los residuos.

El cuidado del medio ambiente
La población de San Francisco de Bellocq ha sido pionera en materia de clasificación de residuos, y se ha destacado por su nivel de conciencia respecto del cuidado del medio ambiente.
Antes de que planta existiera, se instalaron en el lugar tambores donde se clasificaban vidrio, papel, cartón y plástico.

El delegado municipal, Gerardo Chedrese, explicó a LA VOZ DEL PUEBLO que los pobladores de San Francisco cuentan con una amplia trayectoria en lo que respecta a la clasificación de residuos. "Hace quince años con la gente del corralón municipal fuimos juntando papel, cartón, vidrio, se acopiaba y se vendía; y con el dinero recaudado, compramos equipos para las escuelas y el jardín. Cuando cerró la cooperativa cargamos doce mil kilos de papel", recordó.

El camino de la basura
Los residuos son colocados en una cinta transportadora. Allí, los operarios se encargan de separarlos en orgánicos e inorgánicos.
Los residuos orgánicos pasan a otra cinta y luego un camión los arroja en un descampado.
Estos se van procesando hasta que se transforman en tierra, que se usa para realizar tareas de mantenimiento. Por otra parte, el cartón, el plástico, el papel y el vidrio se prensan, y se hacen fardos.
Los fardos son comercializados a dos empresas -una de Pehuajó y otra de Benito Juárez- que se encargan de reciclar estos materiales.
Por último, las pilas se guardan en bidones y se conservan en la planta, mientras que un quince por ciento del residuo que se clasifica no tiene mercado, y hay que quemarlo o enterrarlo.

Cariño por la naturaleza

La planta de residuos de San Francisco de Bellocq recibe periódicamente visitas de los alumnos de las escuelas de Tres Arroyos, Orense y Claromecó, para generar una conciencia ecológica en ellos.

Este año está programado realizar una campaña que consistirá en repartir imanes para colocar en la heladera con instrucciones que explican qué se debe hacer con la basura.

El objetivo es que los ciudadanos tomen consciencia de la necesidad de clasificar los residuos, separarlos en húmedos y en secos, y que se aparten los residuos peligrosos como las agujas y las jeringas.
Según cuentan operarios de las firmas vinculadas con el turismo, en temporada de verano es común encontrar entre la basura -en especial en los recambios de quincena- jabón, shampoo, cajas de pizza con los cubiertos adentro y ropa sin usar que la gente tira cuando se va de la localidad balnearia donde pasa las vacaciones. También se olvidan entre los residuos teléfonos celulares, herramientas y dinero.

En Tres Arroyos
Fuera de la zona turística, es de destacar que en los últimos años se llevaron a cabo en Tres Arroyos campañas ecológicas que han demostrado que a la gente le preocupa el tema de la basura.
Vale recordar los "Eco canjes" que fueron realizados en las diferentes plazas de nuestra ciudad y en el espacio destinado a la Fiesta del Trigo. En estos programas, la población acumulaba residuos que los cambiaba por plantas para las personas adultas y golosinas para los chicos.
"La importancia de la planta de reciclaje residuos -concluye Chedrese- responde al cuidado del medio ambiente para las nuevas generaciones, ya que no se puede seguir acumulando la basura".

La importancia de clasificar

La basura es todo material considerado como desecho y que se necesita eliminar. Conozca por qué es un problema de las actividades humanas y cuánto tardan los diversos elementos en descomponerse

Los desechos se puede clasificar según su composición. Por un lado se identifica al residuo orgánico, que es todo desecho de origen biológico que alguna vez estuvo vivo o fue parte de un ser vivo, por ejemplo: hojas, ramas, o residuos de fábricas de alimentos en el hogar, entre otros.

Por otro lado, el residuo inorgánico, es todo aquel desecho de origen no biológico de origen industrial o de algún otro proceso no natural, por ejemplo: plástico, telas sintéticas.

Por último, el residuo peligroso es todo desecho, ya sea de origen biológico o no, que constituye un peligro potencial y por lo cual debe ser tratado de forma especial, por ejemplo: material médico infeccioso, residuo radiactivo, ácidos y sustancias químicas corrosivas.

Por nuestros hijos
Según aclaran los expertos, la importancia de clasificar la basura reside en diversos aspectos. Por ejemplo, para evitar que se contamine el suelo y que éste no produzca, se mueran las plantas, además de un mal aspecto.
Además, para tratar que los animales no se mueran al comer plásticos y químicos, que los ríos y el agua no se contaminen por los productos químicos, plásticos, baterías y que, a su vez, las personas no se enfermen.

¿Cuestión de tiempo?
Un dato para tener en cuenta es el tiempo que demora la naturaleza en transformar la basura.

Una botella de vidrio, por ejemplo, tarda 4000 años en desintegrarse. En cualquiera de sus formatos es un objeto muy resistente. Aunque es frágil porque con una simple caída puede quebrarse, para la naturaleza es una tarea casi imposible de transformarla. Formada por arena y carbonatos de sodio y de calcio, es reciclable.

Las baterías tardan más de 1000 años en volver a la naturaleza. Sus componentes son altamente contaminantes y no se degradan. La mayoría tienen mercurio, pero pueden tener zinc, cromo, arsénico, plomo o cadmio. Pueden empezar a separarse luego de 50 años al aire libre. Pero siguen haciendo daño.

A los vasos descartables les cuesta 1000 años volver a la naturaleza. Los de polipropileno contaminan menos que los de poroplast. Pero también tardan en transformarse. El plástico queda reducido a moléculas invisibles pero siempre presentes.

Las botellas de plástico (de 100 a 1000 años), son las más rebeldes a la hora de transformarse. Al aire libre pierden su tonicidad, se fragmentan y se dispersan. Enterradas, duran más. La mayoría está hecha de tereftalato de polietileno (PET), un material duro de degradar.

En el caso de los diskettes, objetos que se usaron pocas décadas y que ya casi no se usan, tardan entre 100 y 1000 años para desaparecer. Se encuentran formados por plástico y metal en su exterior. Su interior cuenta con una delgada película magnética. Todos estos materiales son difíciles de degradar de manera natural.

La mayoría de las muñecas (300 años) son de plástico, de los que más tardan en desintegrarse. Los rayos ultravioleta del sol sólo logran dividirlo en moléculas pequeñas. Ese proceso puede durar cientos de años.

Un siglo duran en el medio ambiente los encendedores desechables, que se utilizan sólo durante unas semanas. El acero expuesto al aire libre, recién comienza a dañarse y enmohecerse levemente después de 10 años. El plástico, en ese tiempo, ni si quiera pierde el color.

Las bolsas de plástico (150 años). Por causa de su mínimo espesor, pueden transformarse más rápido que una botella de ese material. Las bolsas, en realidad, están hechas de polietileno de baja densidad. La naturaleza suele entablar una "batalla" dura contra ese elemento y por lo general, pierde.

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