miércoles, 4 de mayo de 2011

aprender de los errores, escuchar a los que saben

el mal manejo puede poner en peligro las ciudades costeras
por Daniel Arias
para La Nación
viernes 04 de agosto de 2000


las playas bonaerenses, en retirada:
debido a décadas de descuido y falta de previsión, se interrumpió el ciclo natural que regula el movimiento de la arena

En el año 2050, ¿seguirán existiendo las playas de la provincia de Buenos Aires? Muchas no. Están en franca regresión, amenazadas silenciosamente por el aumento del nivel del mar derivado del recalentamiento global y por otras complicaciones locales. Los efectos ya son visibles. ¿Un caso testigo? El Municipio de la Costa, que une en una ringla los balnearios viejos y los nuevos del litoral nordeste de la provincia: San Clemente, Las Toninas, Santa Teresita, Mar del Tuyú, San Bernardo y Mar de Ajó.

Entre 1992 y 1993 hubo allí una serie de sudestadas temibles. "Frente a una línea de edificios destripados, la playa estaba enteramente mojada, día y noche, sin importar la marea", recuerda el doctor Jorge Codignotto, geólogo especializado en morfología de costas de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA e investigador independiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Fue un anuncio de cosas por venir. La naturaleza es brutal para pasar facturas y, más allá del cambio global, la costa bonaerense del Nordeste está pagando 50 años seguidos de tropelías.

A contramano
La primera fue la prolongada extracción ilegal de arena. La segunda, una fiebre de construcción intrusiva igualmente suicida. "La ciudad que penetra la playa como si ésta fuera una calle más _explica Codignotto_ fue norma en todo el litoral arenoso al norte de Punta Médanos y barrió enteramente con la primera línea de dunas. Estas son el repositorio natural de arena de la playa y el segundo escalón de defensa de la ciudad ante las tormentas."


En 1993, mientras los frentes del Municipio de la Costa se desplomaban indefensos ante la artillería del oleaje, se produjo un hecho importante de esta historia. "Se rechazó un plan de construir una línea de espigones al estilo de los de Miramar o Mar del Plata", recuerda el biólogo José Dadón, investigador adjunto del Conicet. Se trataba de un programa de 16 millones de dólares, diseñado por empresas de construcción, ingenieros hidráulicos de la provincia, concejales y ningún geólogo en sedimentos, que buscaba impedir que las sudestadas siguieran royendo la playa. ¿Y qué habría logrado? Según Dadón, Codignotto (y el ingeniero en costas holandés José Loschacov, invitado entonces como asesor del Municipio), que ésta desapareciera enteramente.

Las playas bonaerenses existen gracias a un poco conocido mecanismo de transporte de arena: la corriente de deriva, que las convierte en una larguísima cinta transportadora de arena, con dirección general hacia el Norte.

Un bosque implantado para fijar médanos interrumpe el componente eólico de esta cadena, aunque no tanto como una urbanización con rascacielos costeros. Otro eslabón de la cadena de transporte se rompe cuando el municipio autoriza la remoción de la primera línea de médanos desde el mar. ¿Qué pasa entonces? Las playas al norte del sitio modificado entran en regresión por falta de materia prima oriunda del Sur. La sedimentación local se ha detenido, pero no la erosión.

Un problema por resolver
Un día uno descubre que se está quedando sin playa y reclama espigones. Y logra lo que se logró en las playas céntricas de Mar del Plata y Miramar.

Las playas de los años 50 tenían 120 metros de ancho: de estar vacías, se podía aterrizar allí una avioneta. Hoy lo que se ve es una fila discontinua de pocket beaches , playitas "de bolsillo" de forma triangular, recostadas contra el flanco sur de cada espigón.

Pero la vieja y ancha playa podría incluso reaparecer. Según los geomorfólogos, la naturaleza está tanto a favor como en contra. Sucede que, como último eslabón costero de la cadena de transporte, las playas entre Punta Médanos y Punta Rasa tienden más a acumular arena que a perderla. "Hoy esas playas deberían ser mucho más anchas que hace cien años. Es exactamente lo que sucedió en Punta Médanos, donde al pie del faro ganó más de 100 metros", explica Codignotto. El especialista cree que si con la sedimentación a favor los municipios amenazados decidieran arrancar la primera manzana de edificación costera y suplantarla por la vieja línea de médanos harían cirugía de la muy heroica, pero estarían peleando bien por su futuro.

En 1993, el doctor Federico Islas, Director del Centro de Geología de Costas de la Universidad de Mar del Plata, propuso esa cruenta salida, carente hasta hoy de campeones políticos por razones evidentes.

Un dato final: hay grandes fuerzas planetarias en contra del litoral bonaerense. Los satélites Topex-Poseidón muestran que el recalentamiento global está haciendo crecer los mares muy rápido, entre 2 y 3,8 milímetros por año; y hay que computar una pérdida horizontal de entre 10 centímetros y 1 metro de costa baja por cada milímetro de ascenso del agua. Codignotto y Dadón coinciden: si a esta fuerza incontrolable se le añade más desaprensión en el manejo costero, en muy pocas décadas una larga lista de ciudades playeras y turísticas alguna vez rumbosas y bellas tal vez se quedará sin playas ni turismo.

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síntesis de la conferencia del Dr. Jorge Codignotto (geomorfólogo)
prof. Dr. Codignotto
Geomorfólogo, titular de la cátedra de geomorfología de costas de la Fac. de Ciencias Exactas y Naturales, Investigador del Conicet y Prof. de geografía.
http://www.reddelaribera.com.ar/
año 2003

Hoy hay información suficiente para saber como cuidar el planeta.
300 especialistas interdisciplinarios, hicieron un diagnóstico que fueron volcados en Tomos, en el 2001.

Se hizo un pronóstico, que no es lo mismo que el diagnóstico, porque el pronóstico puede no ocurrir.

Por el calentamiento del planeta, el nivel del mar va a subir 18 cm. (año 2100). 88 cm. Como máximo.
¿Dónde está el valor exacto?
Habrá mejoramiento en el uso de la energía, por lo tanto habrá disminución de la peligrosidad del "efecto invernadero".

¿Qué se puede hacer para el mejor manejo territorial, que es lo que no está haciendo bien?
Hace 20.000 años, por los bancos glaciares, el agua estaba 150 m más abajo que en la actualidad y hace 4500 estaba 3 a 5 m más alto y luego volvió a bajar. Después hace 300 años empezó a subir. Lo estamos contaminando y calentando. Hace 100.000 años nadie tiraba contaminantes térmicos. El proceso era natural. Y nosotros tenemos que adecuarnos y no luchar contra la naturaleza. Nos estamos suicidando. Nosotros somos un producto natural por más que algunos lo nieguen.

Evolución de áreas costeras

Hay 2 factores: el movimiento de la corteza hacia arriba y hacia abajo y la variación del nivel del mar, independiente de lo anterior. Tenemos movimientos hidráulicos, corrientes costeras que producen erosión y acumulación. Luego aparecimos nosotros y también producimos acumulación.

Línea de costa actual

Había una bahía desde la Laguna de Mar Chiquita.
Hace 6000 años se instaló un sistema de olas del sudeste. Esto modificó la costa desde Punta Médanos, Punta Rasa, Bahía de Samborombón, hasta Punta Piedras. En esta zona hay acumulación natural. Hace unos 100 años, ese sector se acrecionó unos 300m.

Por NO manejo territorial, en los últimos años hubo retroceso de la costa; por extensión de arena, construcción sobre la costa, mal construcción de las calles.
Punta Piedras y Punta Rasa están retrocediendo también, pero por fenómeno natural.
Entre Punta Piedra y Magdalena, hay un fuerte retroceso de la costa en los últimos 40 años.
Había por allí un Hotel, que la foto muestra hace 40 años, la gente iba a veranear. Pero después fue afectado por las olas (natural)
Capital Federal ha aumentado en los últimos 150 años, por relleno artificial, 18 km2. (muy grande).
Aquí se contraponen intereses. Se convierten en lugares caros. Se fue rellenando con una pendiente 0 (cero). Además las sudestadas son cada vez más importantes y las inundaciones también.
Dato: las cloacas de Buenos Aires van a parar al río y los sábalos están contaminados.

En el 93 entre Punta Médanos y Punta Piedras, las tormentas destruyeron poblaciones, hundieron barcos.
La poca población que había pidió protección en la costa. Entonces se pusieron bolsas de arena de 25 kg.. Si la tormenta llevó casas de 10 toneladas. ¿Qué iba apasar con las bolsas?, que además estaban hechas con plástico no resistente. Se rompieron todas. SE PAGÓ TODO. Es fácil deducir que si una ola se lleva una casa, cómo no se va a llevar una bolsa de 25 kg.

15m por año por 150 años, la costa retrocede.
40cm por años la zona de Magdalena retrocede.
60cm entre Punta Médanos y Punta Rasa (retroceso natural)
¿Cómo manejamos esto?
En 50 años el delta estará a la altura de Ciudad Universitaria.
El espejo de agua va disminuyendo y como vamos empujando el agua hacia territorio uruguayo porque estamos rellenando artificialmente, corremos 15 m por año.

Consecuencias: mayor contaminación. Estamos comprometiendo vitalmente la subsistencia de 14.000.000 de habitantes. Empujamos la zona de contaminación costera, de unos 800m hacia las tomas de agua y como cada vez hay menos agua....

Alguien se puede preguntar, si el río rellena, por qué nosotros no.
El río rellena según la ley física y nosotros rellenamos según leyes económicas. No se hacen estudios previos.
Nadie se hace una intervención quirúrgica sin estudios previos.

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sudestadas, futura amenaza para las playas bonaerenses
son cada vez más frecuentes y sus efectos se sienten cada vez más en la costa
por Daniel Arias
para La Nación
sábado 10 de julio de 2004


Dentro de unas pocas décadas, las ciudades balnearias -especialmente las del Municipio de la Costa- tendrán que optar entre decirles adiós a sus playas, que constituyen su principal fuente de ingresos, o arrancar las primeras líneas de manzanas costeras y volver esos terrenos a su estado natural de médanos.

Esta elección drástica deberá hacerse, aseguró el doctor Jorge Codignotto, geomorfólogo de costas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), no tanto para defenderse de otras playas competidoras sino del océano Atlántico, que ya se mete ciudad adentro con las sudestadas, removiendo arena y demoliendo la edificación frontal, como ocurrió en 1993 y en 2004.

"La frecuencia anual de tormentas desastrosas aumentó a siete eventos anuales en las tres últimas décadas",
confirma desde la climatología el doctor Vicente Barros, de la UBA, y añade: "También vemos un aumento en la penetración de sus efectos en tierra firme."

"Desde los setenta, el anticiclón del Atlántico, con sus altas presiones, se corrió 200 kilómetros hacia el Sur -continúa Barros-. De modo que cada vez nos llega menos viento oeste, pero cada vez sopla más desde el mar. En suma, el río va a estar cada vez más alto por dos causas: el aumento mundial de nivel marino y la mayor presión del viento."

El impacto del calentamiento global sobre la costa argentina fue uno de los temas abordados esta semana en el Curso sobre Cambio Climático que se realizó en Buenos Aires, organizado por el capítulo local del Assesmente of Impact of Climate Change (Estimación de Impactos del Cambio Climático, Aiacc), un programa científico internacional financiado por el Banco Mundial.

Retaguardia continental
Pero parte de los futuros problemas hídricos bonaerenses vendrán no tanto desde el frente estuarial y marítimo como desde la retaguardia continental.

Las lluvias, más frecuentes y copiosas, tenderán a dejar extensiones cada vez mayores de la Depresión del Salado (una quinta parte de la superficie bonaerense) en estado de "encharcamiento" casi continuo, debido a la menguada pendiente (1 milímetro por kilómetro, e incluso menos) de esos terrenos, ya hoy jaqueados por el crecimiento de las lagunas existentes y la formación de otras nuevas.

El cambio climático supera en velocidad al cultural. Así, es frecuente que las inversiones de infraestructura se sigan haciendo para el clima promedio de todo el siglo XX, cuando lo correcto para saber cómo vendrá de lluvias o nivel marino el siglo XXI es tomar en cuenta únicamente los últimos 30 o 40 años, el momento en que el recalentamiento global alcanzó su actual fase aguda.

Es un dato que debería tenerse en cuenta en las inminentes obras del Plan de Regulación del Salado.

Los modelos matemáticos de clima distan de ser perfectos. Sin embargo, según Barros, los cuatro mejores del mundo muestran que para todo el planeta los cambios de los últimos tres decenios no tienen vuelta previsible, y probablemente se intensificarán. En la llanura Chaco-pampeana se expresaron como mayores lluvias y temperaturas mínimas más altas. Para muchos fue buena noticia (agricultura en lugar de ganadería) y para otros mala (inundaciones). El hecho es que ésta y muchas más generaciones de rioplatenses no volverán a ver aquel clima comparativamente más seco y frío que rigió hasta 1970.

"La Argentina hizo plata con la ampliación del área cultivada -dice Barros-, pero paga y pagará pérdidas graves en sus costas."

"Y las pérdidas van a ser mucho mayores
-añade Codignotto- si seguimos invirtiendo en infraestructura pública destinada a ser destruida rápidamente por el mar, o permitiendo obras y acciones que agravan la erosión de costas. El cambio es dramático, y los que legislan o gobiernan no se dan cuenta de que estamos en una realidad nueva, y de que llegó para quedarse."

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costas de la pcia de buenos aires
junio 2009



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menos arena, màs obras
por valeria román
para clarín
08/02/2011

“Las costas argentinas son como muchos pacientes en un hospital: cada uno merece un tratamiento a su medida”,
afirma el investigador en geología de costas del Conicet y la UBA, Jorge Codignotto.

“En el caso de Mar del Plata, se habían hecho obras de refulado en las playas hace más de diez años. Pero una sudestada volvió a quitarle arena a las playas. Está justificado que se vuelvan a realizar obras de refulado. Porque la arena se saca de la boca del puerto, donde puede atascar a las embarcaciones”, afirmó.

Sin embargo, Codignotto advirtió que no debería aplicarse el mismo tratamiento para la costa de Pinamar, y Villa Gesell. “En esas zonas bonaerenses, la ampliación de las playas obligaría a dragar el mar, y esto puede tener impactos negativos. Porque al dragarse el mar, aumentaría la fuerza de las olas, y esto incrementará la erosión: las playas volverán a perder arena”, explicó.

Esos municipios, incluyendo el Partido de la Costa, deberían ponerse a hacer un manejo adecuado de las costas. “Deberían hacer un estudio de impacto ambiental, que incluya la participación de investigadores en geología, meteorología y oceanografía, entre otros. Cuando tengan los resultados, deberían decidir si conviene el refulado para esas zonas costeras”.

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