domingo, 3 de febrero de 2013

el arte de cocinar


la voz del pueblo - 03/02/2013
Olga Noblía: "Cocinar es hacer arte con aromas y sabores"
 
Tiene 72 años y la mirada poblada de sueños y logros. Tiene ganas de hacer, de andar y seguir dejando la huella que va marcando con su manga de decorar. Para ella cocinar es disfrutar y sumergirse en su propio mundo mágico en el que crea desde una espátula, un batidor y una cuchara de madera



Por María Goicoechea

Podríamos decir sin temor a equivocarnos que Olga Noblía se adecua perfectamente a la definición de Coco Chanel de lo que es una mujer: "El perfume anuncia la llegada de una mujer y alarga su marcha".
Olga Noblía marca un camino, deja una huella de aromas y sabores con su forma de elegir su vida, de llevarla adelante, de sonreír y abrirse a los demás, de dar oportunidades y cobijar bajo su delantal a quienes deseen tener una oportunidad. Cocinar es sin lugar a dudas un arte y enseñar a cocinar desde una pantalla de televisión es ser una maestra con una gran aula virtual.
Acerca de su incursión en la TV dice, y se le ilumina la mirada: "El programa a mí me da vida, sin el programa sería una viejita mirando por a la ventana... Tengo que pensar qué hacer, preparar todo lo que voy a utilizar, ir a la peluquería, maquillarme, ir a elegir la ropa y el calzado... Todo lleva un tiempo importante y si no lo disfruto, no podría hacerlo".
Al comenzar a contar un poco su historia con la cocina, oficio a través del cual se la conoce en todo Tres Arroyos, Olga explicó que "llevo 20 años con el programa "Cocinando con Olga", y en un total de 22 al aire, ya que entré en el 2000 y hasta el 2002, se emitió sólo un micro que aparecía con fotos en el noticiero, eran cinco minutos donde daba una receta y listo".
Acerca de sus comienzos puntualizó que "cuando empecé en esto no existía la carrera de chef, que me parece fantástica y jerarquiza el trabajo que nosotros hemos hecho con mucho esfuerzo, cuando no había escuelas".
Aclaró que en la vida "he hecho de todo, no soy recibida de nada. Mi madre me mandó a estudiar piano, hice pintura, dibujo, costura, todo lo que antes se usaba. El piano era lo que más me gustaba, pero por razones económicas no pude seguir... En ese tiempo, cuando mi madre quedó viuda no pude continuar. Mi padre quería que fuera maestra, fui al Colegio Nacional y me llevé todas las materias, entonces abandoné".
Al contar como siguió su vida y cómo llegó a elegir su oficio, eje de su vida, dijo que "una vez que me casé, quería progresar junto a él y así comencé a trabajar para ayudar a mi esposo y ¿qué sabía hacer?. Cocinar", rememoró.
Su primera maestra de cocina fue su abuela, como ella misma lo cuenta. Asimismo, cuando decidió dedicarse "en serio" a esta profesión que por aquellos días no se enseñaba en ninguna escuela, echó mano a los recursos que tenía. Curiosamente, ni más ni menos que la televisión. Como para tantas mujeres de su generación, Petrona C. de Gandulfo se convirtió en su guía y gran maestra. Tanto creció su admiración por ella -y su amor por la cocina- que llegó a conocerla y a participar de sus clases.

Aprendizajes
Olga Noblía hoy está fuerte en lo que hace, creó un estilo, fue pionera en nuestra ciudad en hacer cocina por televisión, en dar cursos -como lo hizo en el Colegio Manuel Belgrano- y es por eso que hoy abre las puertas de su casa para ayudar a otro a que se proyecte, como es el caso de las artesanas que compartieron su hora semanal al aire. "A fin de año hice una cena para las chicas, para las artesanas que colaboraron en mi programa y me encantó preparar una cena especial para ellas, porque me gusta agasajar".
Insiste, a modo de síntesis de vida, que jamás se deja de aprender. "Todo es un aprendizaje de cada día, la cocina me transporta a mi mundo, cuando por ejemplo cocino los domingos ya sea para mi familia o inclusive sólo para mi esposo, me llevo la radio, escucho lo que me gusta y cocino...Hay algo más lindo que los tuyos se sienten a la mesa y te digan, "Me gusta mamá" o, "¡Qué rico abuela!"... No, eso no tiene precio".
Y aclara que "algo que considero importante es que uno, con su experiencia debe dar oportunidades a los demás, cuando alguien se acerca y dice que quiere participar de mi programa, le abro la puerta, siempre y cuando pueda aportar algo. Si hay algo que me gratifica es poder dar una mano a artesanas para poder mostrar los muchos talentos que hay en Tres Arroyos y yo, gracias a Dios tengo el espacio en la televisión para hacerlo".
Cuentas pendientes, aunque parezca mentira, sí, le quedan. "Tengo algo pendiente", reconoce, "y es la edición de mi libro, que está todo hecho, hasta con las fotografías. Pero sucede que hoy los costos son muy altos y la gente saca todo a través de internet... Asimismo, no pierdo las esperanzas", concluye con la mejor de sus sonrisas.

 

la voz del pueblo - 03/02/2013
Olga Noblía: La discípula de Doña Petrona
 
Fascinada por su talento y creatividad, años atrás Olga Noblía se atrevió a escribirle a Petrona C. de Gandulfo, sin lugar a dudas la más emblemática de las cocineras argentinas. Para su sorpresa, la estrella de la TV le contestó, la invitó a participar de sus clases y hasta le otorgó un certificado de competencia


"Mi escuela fue mi abuela, no me puedo olvidar de sus mesas, con la edad que tengo, no hay día que cuando extiendo el mantel y pongo la mesa no me acuerde de ella, igual mi madre, eran muy detallistas. Esto hizo que me dedique a esto, pero yo quería ser maestra, quería dar clases de cocina. Me preocupaba la forma en la que me presentaba para poder realizar esto, ya consideraba que si no tenía un título debía tener la autorizacion de alguien, que me habilitara a hacerlo y en ese momento eso tenía un solo nombre con mayúsculas: Petrona C. de Gandulfo", contó con orgullo Olga acerca de sus comienzos y del privilegio que alcanzó cuando por fin pudo concoer a su admirada cocinera y estrella de la TV de aquellos días.
Recuerdo imborrable
Recordó que "cuando empecé en esto no existía la carrera de chef, que me parece fantástica y jerarquiza el trabajo que nosotros hemos hecho con mucho esfuerzo. Doña Petrona tenía un programa en televisión que era mi locura, la miraba y después yo hacía todo. En una oportunidad dio su dirección y así me animé a escribirle y ella me dio una entrevista en el lugar que definía como su laboratorio, que eran dos departamentos que ella había ambientado como una gran cocina y así fue como me tomó una especie de examen. Estuve dos días en ese lugar, de diez de la mañana a las cuatro de la tarde, me hizo deshuesar, hacer un bizcochuelo, bombitas, lo que ella consideraba como básico y eje para ser un buen cocinero. Lo básico como los puntos de las cocciones, el buen batido, el hojaldre y me dio un certificado de competencia. Le llevé mi álbum con las fotografías de lo que había hecho en confitería La Perla (trabajó allí durante unos años), ya que decorabas tortas... Decorar para mí era mi pasión, cada torta me llevaba horas y horas. Tal vez en eso canalizaba mi veta artística y creativa, la cocina es creatividad, no hay nada mejor que cocinar para los otros, para los que uno quiere, no desde una receta escrita, sino desde lo que cada uno tiene en su heladera, ése es el punto de partida", aconsejó.
Y, sobre el final, con su sonrisa de siempre, lanzó una frase que más que eso constituye una síntesis de su vida. "A veces me dicen que mi cocina es simple y es cierto, es sencilla. Porque yo también lo soy, para vivir, para disfrutar", concluyó.

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