martes, 15 de noviembre de 2011

carta de lectores, 14/11/2011

lu24 - 14/11/2011
Ni un árbol menos en Claromecó

Estimados:


No nos avergoncemos más de pertenecer a una especie que se encarga de destruir lo que la madre naturaleza ha creado con tanto esfuerzo. ¡Seamos los orgullosos guardianes de un tesoro que no se compara con nada en el mundo.


Claromecó necesita más y más árboles, en sus verdas, en sus paseos; no talemos lo que después, por ignorancia y desidia, no volveremos a reponer.


¿En qué condiciones están los magníficos ejemplares de árboles exóticos que reemplazaron a los tamarindos de Dunamar? Yo todavía no los vi crecidos, y hace años, ya, eh!


Recordemos las palabras del Jefe Seattle al presidente de los EE.UU.:


"...la tierra no pertenece al hombre, sino que el hombre pertenece a la tierra. El hombre no ha tejido la red de la vida: es sólo una hebra de ella. Todo lo que haga a la red se lo hará a sí mismo. Lo que ocurre a la tierra ocurrirá a los hijos de la tierra. Lo sabemos. Todas las cosas están relacionadas como la sangre que une a una familia.


Aún el hombre blanco, cuyo Dios se pasea con él y conversa con el -de amigo a amigo no puede estar exento del destino común-. Quizá seamos hermanos, después de todo. Lo veremos. Sabemos algo que el hombre blanco descubrirá algún día: que nuestro Dios es su mismo Dios. Ahora pensáis quizá que sois dueño de nuestras tierras; pero no podéis serlo. El es el Dios de la humanidad y Su compasión es igual para el hombre blanco. Esta tierra es preciosa para El y el causarle daño significa mostrar desprecio hacia su Creador. Los hombres blancos también pasarán, tal vez antes que las demás tribus. Si contamináis vuestra cama, moriréis alguna noche sofocados por vuestros propios desperdicios. Pero aún en vuestra hora final os sentiréis iluminados por la idea de que Dios os trajo a estas tierras y os dio el dominio sobre ellas y sobre el hombre de piel roja con algún propósito especial. Tal destino es un misterio para nosotros porque no comprendemos lo que será cuando los búfalos hayan sido exterminados, cuando los caballos salvajes hayan sido domados, cuando los recónditos rincones de los bosques exhalen el olor a muchos hombres y cuando la vista hacia las verdes colinas esté cerrada por un enjambre de alambres parlantes. ¿Dónde está el espeso bosque? Desapareció. ¿Dónde está el águila? Desapareció. Así termina la vida y comienza la supervivencia..."


¡Que los que tomen las decisiones se iluminen con sabiduría, por favor!


Cristina Girado
Claromequense por adopción
DNI 5.994.628

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