domingo, 15 de julio de 2012

aniversarios

la voz del pueblo - 15/07/2012
Istilart: a 70 años de los 1000
 
El 11 de julio de cada año, la actividad industrial de Tres Arroyos debería recordar un episodio producido en 1942 -en plena Segunda Guerra Mundial, que finalizaría en 1945 con el triunfo de las fuerzas aliadas-, porque en esa jornada se anunció y celebró que la empresa de Juan B. Istilart tenía un millar de trabajadores. Hace 70 años, cuando había que "inventar" clavos porque no se podían conseguir


La fiesta de los mil empleados se llevó a cabo en los galpones de la tradicional empresa (Foto: colección de Andrés Errea)
"Por segunda vez el número 'mil' da motivo a regocijo en nuestra casa. La primera fue en el mes de abril de 1929 cuando llegamos, también por primera vez, a las mil cocinas de venta mensual. La segunda es ésta, por haber llegado al millar de empleados y obreros ocupados en nuestra fábrica".
Las palabras las pronunciaba el titular de la empresa, Juan B. Soumoulou, en la fiesta con que se estaba celebrando ese verdadero acontecimiento. Se trató de la vez primera y única en que una empresa lugareña llegaba a tamaña cantidad de dependientes, en un período destacado de la firma nacida por inspiración de un inmigrante que se transformó en uno de los principales motores del crecimiento y organización de Tres Arroyos. Juan B. Istilart había muerto en 1934 tras ser un verdadero protagonista, quizás el símbolo más trascendente de la industria de toda la región.
De la fiesta, en los galpones de la tradicional empresa, participaron los centenares de operarios y empleados, junto con autoridades y representantes de lo que se llamaba en ese entonces "las fuerzas vivas", es decir de las entidades representativas de la actividad empresaria y social.
Es interesante retrotraerse a aquellos 70 años de distancia, inclusive más, ya que el propio Soumoulou evocaba que al morir el fundador se había llegado al punto mínimo de actividad de la fábrica. Esto ocurría en 1934, hace 78 años, cuando recién se comenzaba a remontar la crisis de 1930 que en el mundo entero había hecho tambalear las economías y los sistemas. Decía el entonces presidente y gerente general que en aquel momento se había iniciado un proceso de activación que conducía a los mil trabajadores de ese momento, por lo cual nadie debía asombrarse.
Su discurso trazó el proceso de expansión, asegurando que uno de los factores fundamentales se basó en el constante mecanismo de perfeccionamiento de los productos Istilart, vanagloriándose de la predilección que los consumidores sentían por esa marca, ya conocida en todo el país.
"Se debe a la producción relativamente nueva de cocinas y estufas a gas de kerosene, calderas, radiadores y otros materiales para calefacción central, arados, sembradoras y otros artículos", fueron sus palabras, no exentas de otra afirmación justificativa del éxito: "Por último, se debe también a nuestra organización fabril y comercial, cada vez más eficaz y vigorosa", afirmando que en cada rincón del país hay un comerciante que representaba a la firma tresarroyense proveyendo de esos productos, como asimismo del eficiente molino a viento.

 
Un pionero que estableció salarios por escalas y "agregado familiar"
Istilart instituyó la jornada laboral de ocho horas, veinte años antes que se dictara una ley que así lo estableciera. La fábrica brindaba salario familiar, aportes familiares y asignaciones, que luego tendrían vigencia obligatoria en el país


Los operarios tenían condiciones laborales inéditas para la época (Foto: colección de Andrés Errea)
El conductor de Istilart en 1942, Juan B. Soumoulou, mostraba que en los salarios del personal se aplicaban escalas y normas que luego tendrían vigencia obligatoria en el país, pero que en ese momento no eran habituales. Desde los 15 años -período en que ingresaban los aprendices- se les daba un sueldo mínimo que se iba incrementando anualmente hasta llegar a los 22, "porque los jóvenes tienen necesidades crecientes con su edad".
No dejaba de valorar las condiciones laborales: los accionistas de la empresa recibieron en ese ejercicio alrededor de $ 105.000, mientras que los aumentos de salarios llegaron a $ 93.000 en el mismo lapso.


Otro aniversario para destacar
El 27 del corriente mes se cumplirán 88 años de la inauguración del edificio del Hospital Pirovano. Una concreción en la que Istilart tuvo gran incidencia


Una imagen del Hospital en su primera etapa de funcionamiento (Foto: colección de Andrés Errea)
Como se describe en el presente informe, hace 70 años la fábrica Istilart llegó a contar con un millar de empleados. Es interesante enlazar aquel acontecimiento de 70 años atrás, con otra recordación lugareña que pertenece al corriente mes y en cuya concreción el industrial tuvo participación efectiva.
Se trata de la inauguración del actual edificio del Hospital Municipal Ignacio Pirovano, producida el 27 de julio de 1924, luego de una ardua tramitación a cargo de una comisión encabezada por Istilart y que reunió los $ 350.000 que costó el edificio. No solamente eso, sino que la totalidad del importe fue donado por los vecinos de la ciudad y el partido, sin contribuciones oficiales.
Otro hecho destacable de aquella cifra. Nada menos que $ 306.000, es decir el 85% del total, fue entregado por vecinos que eran inmigrantes y se habían asentado en Tres Arroyos.

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