la placita

la voz del pueblo - 28/02/2010|Desde la redacción
Persevera y triunfarás
Escribe Alejandro Vis

Eran tiempos en que la delegación de Claromecó sólo disponía de una "caja chica" mensual muy modesta. Poseía una planta de personal reducida y pocos elementos; en algunas ocasiones, debía recurrir a la práctica de "lo atamos con alambre" debido a la escasez de recursos. Las tareas se ajustaban a esta situación, con más voluntad que dinero; ante los pedidos de la población la única alternativa constituía buscar la forma, encontrar la manera de brindar una respuesta, disimulando en la medida de lo posible las carencias.
Eran otros tiempos. Las diferencias son claras con una localidad que está descentralizada y tiene en el presente año un presupuesto superior a cuatro millones de pesos. La descripción surge de testimonios coincidentes sobre la realidad de Claromecó a mediados de la década del 90, período en el cual un grupo de vecinos se acercó al delegado Víctor Dubovick para plantearle el interés en generar un espacio de uso público en un terreno baldío ubicado en las calles 36 y 19. Sin grandes pretensiones, con el valor que adquieren las acciones que espontáneamente son impulsadas por integrantes de una comunidad.
Se trata de una esquina con una interesante historia, donde funcionó la primera fábrica de pescado. Al producirse la creación de la placita el capataz era Chato Flores, quien se encargó de la ejecución de los trabajos. Pero, ante todo, fue una obra de los vecinos; "es lo que respetamos. En vez de tener en el barrio un terreno que podía convertirse en un basural, se movieron y trabajaron -recuerda Dubovick-. Consiguieron algo de tierra y nosotros dimos una pequeña colaboración para la limpieza y el corte del pasto".

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Por las abundantes lluvias de febrero, el césped luce un color verde pleno de vida. No hay un cartel indicador que de cuenta del paseo público; sólo una señalización artesanal, bien visible desde la calle, anuncia la existencia de una herrería a pocos metros. En el fondo del terreno, se distribuyen una mesa y cuatro bancos de material, dos hamacas y un sube y baja.
Nuevas construcciones han jerarquizado esta zona residencial; la placita tiene una ubicación cuyas virtudes son evidentes, por la generosa dimensión del terreno y la cercanía con el mar. Cuando el gobierno municipal decidió incluirla en la subasta de lotes, que comenzará hoy y tendrá continuidad el 3 de abril, las opiniones criticas llegaron pronto a los medios de comunicación y a los ámbitos políticos. El reclamo no fue masivo, aunque se reunieron muchas firmas para que la medida quede sin efecto.
En enero, luego que el Concejo Deliberante diera su aprobación y días antes que se definiera la nómina de martilleros, el intendente Carlos Sánchez excluyó al mencionado lugar. Había recibido en su despacho a Adriana Castellano, una jubilada radicada en Tres Arroyos que desde hace tres décadas veranea en una casa aledaña a la placita, y a Carolina Herrera, quien reside en Claromecó. Sánchez consideró que son pocos los chicos que utilizan los juegos, argumento negado por las vecinas que insistieron en su postura; no asumió un compromiso en la reunión, pero poco después dio a conocer que accedió al pedido.

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Adriana Castellano es la madre de Daniel Vissani, intendente -actualmente en período de licencia- de Adolfo Gonzales Chaves, y de Mario Vissani, funcionario en el mismo distrito.
Como buena anfitriona, acude rápidamente a la puerta ante la sorpresiva visita de este diario. "Nadie se apoderó de nada. Es un espacio para toda la gente. A veces hay personas que hablan sin saber lo que dicen", aclara.
Con amabilidad, relata los orígenes y destaca la ayuda de los delegados municipales. Dice que Sánchez "nos atendió muy bien" y comenta que el único concejal que al menos ella vio en el predio es Arnaldo Guglielmetti; "a otros no vi, aunque personalmente creo que en general se preocuparon y trataron de colaborar". Adriana la define como "una plaza de paso. Suele haber gente tomando mate y niños que se detienen unos minutos a jugar. Por supuesto que fuera de temporada se usa mucho menos, porque sólo quedan los habitantes permanentes. Siempre tratamos de cuidarla y queremos mejorarla". Comparte su alegría, al asegurar que durante 14 años la placita se encuentra en buenas condiciones y reitera que la única finalidad es que pueda ser aprovechada por grandes y chicos. Sonríe, ya más tranquila; quedó atrás la incertidumbre, el reclamo no fue en vano.

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La intervención del Concejo Deliberante se concretó en dos sesiones. En una primera instancia, se aprobó por mayoría la propuesta que se adecuó estrictamente a las aspiraciones del oficialismo. No obstante, Acción Comunal presentó un proyecto en minoría con modificaciones y en la última sesión previa a la renovación de concejales, se alcanzó consenso para desestimar la comercialización de dos lotes ubicados junto a la Sociedad de Fomento de Dunamar y al mismo tiempo, se incorporaron para la venta dos de tres lotes afectados para la construcción de un destacamento policial. El acuerdo evidenció grandeza política, capacidad de aceptar cambios y de lograr acercamientos a través del diálogo. Pero, pero...
En el caso específico del terreno de 36 y 19, se puso de manifiesto que tendría continuidad el análisis para superar las discrepancias; "hemos obtenido el compromiso por parte del bloque del Movimiento Vecinal de seguir trabajando para encontrarle una solución a este tema", indicó Guglielmetti. "Vamos a seguir trabajando con los bloques de la oposición y con el Departamento Ejecutivo, como trabajamos para llegar a este acuerdo", aseguró Federico Balbuena. Terminó 2009, comenzó a transcurrir 2010 y no hubo una sola reunión para cumplir con la palabra empeñada. Todo se limitó a escritos que -por este motivo- concejales de la oposición hicieron llegar al intendente.

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La situación de la placita no tiene mayor incidencia en la subasta prevista para hoy. No altera los proyectos de la gestión vecinalista de obtener fondos para obras. Sin embargo, adquiere valor para las personas directamente vinculadas con su creación y su historia. Menospreciarlo hubiera sido darles la espalda y persistir en una decisión innecesaria.
Las divergencias quizás se sobredimensionaron, pero en esto gran responsabilidad le cabe al gobierno municipal que aguardó hasta último momento para desistir de su venta. Más allá de tales aspectos, tomó una medida en el sentido correcto.
Las instituciones funcionaron y lo que es aún más importante, la participación ciudadana tuvo un efecto directo, a partir de una presión positiva. Si los vecinos se hubieran resignado a protestar en charlas familiares en sus viviendas o en reuniones de amigos, seguramente serían testigos de un hecho que pudieron evitar.
Desde las 11, saldrán a la venta siete lotes de Dunamar y dos de Claromecó, con las mejores perspectivas. Se acerca el final de una temporada que se caracterizó por un movimiento turístico creciente y en los últimos años, se incrementaron las inversiones inmobiliarias y la construcción de casas para disfrutar del descanso.
El dinero se utilizará para culminar la primera etapa del hospitalito, mientras en forma paralela se desarrollan los trabajos en lo que será la nueva terminal de ómnibus. Las obras podrían ser inauguradas el 9 de noviembre, cuando Claromecó celebre su 90º aniversario. Un día de fiesta que debiera reunir y unir a la población (llamativamente ausente en el último cumpleaños), porque el acontecimiento trasciende las diferencias y los contrapuntos que en estos días parecen formar parte de la vida cotidiana.