jueves, 10 de octubre de 2013

muy buena noticias sobre agroecología

la voz del pueblo - 10/10/2013
Naturalmente productivo

Comenzó a funcionar un grupo interdisciplinario regional compuesto por estaciones del INTA y las universidades que tiene el objetivo puesto en investigar y difundir la agroecología, a partir de un proyecto gestado en la CEI Barrow. Se trata de un cambio de paradigma: dejar de llevar adelante una producción dependiente de insumos y contaminante e implementar un sistema amigable con el medio ambiente, más estable y menos costos.



La revolución verde está en marcha. El actual sistema de producción, basado en la aplicación de fertilizantes y agroquímicos, con poca cantidad de cultivos participando de la rotación y con la ganadería acorralada en los bajos -en el mejor de los casos-, está mostrando claros signos de agotamiento. Por eso, técnicos del INTA, asesores privados y docentes universitarios, decidieron agruparse para empezar a transitar un nuevo paradigma productivo: la agroecología.

"Fortalecimiento de los ciclos biológicos para reducir el uso de agroquímicos en sistemas extensivos". Ese es el título y también el objetivo del proyecto gestado en la Chacra Experimental Integrada Barrow y del que participan 60 técnicos y docentes del INTA y universidades del sur bonaerense, y que tiene el enfoque puesto en la investigación y difusión de la agroecología.
"Queremos generar información que nos permita poder interpretar lo que pasa con un sistema como el que proponemos nosotros versus la agricultura convencional actual. Y muchos de los parámetros que se están midiendo son muchos mejores en este nuevo paradigma que es la agroecología con respecto al tradicional, que es la gran utilización de insumos, la degradación del ambiente que provoca, que visualmente no se ve, pero que está haciendo efectos", explica el ingeniero Martín Zamora, impulsor junto a la ingeniera Natalia Carrasco del proyecto.

El ingeniero Eduardo Cerdá, el asesor de La Aurora, establecimiento juarense que desde hace 16 años aplica un sistema agroecológico y con muy buenos resultados, y el ingeniero Santiago Sarandón, titular de la cátedra de agroecología de la Universidad Nacional de La Plata, son otros dos protagonistas fundamentales del proyecto que apunta a ofrecerle al productor una alternativa de producción más amigable con el medio ambiente y más estable.

Barrow hace punta
Si bien el proyecto se puso en marcha este año, en Barrow funciona un módulo de agroecología desde hace tres campañas. "Tiene una extensión de cinco hectáreas y colocamos a su lado una parcela cultivada con el sistema de agricultura convencional, a fin de comparar las dos tecnologías. Y el hecho de que se haya incorporado mucha gente al proyecto nos permite que sea algo interdisciplinario, que logremos recabar más datos e información, porque cada uno se dedica a investigar una parte del sistema, con el objetivo de ser lo suficientemente fuertes como para demostrar que esa tecnología es factible", explica Carrasco.
"En módulo se analizan los indicadores del suelo, las malezas, las productividad, los polinizadores, la fauna benéfica, la eficiencia uso de agua y de nutrientes, la producción de forraje para la producción de carne, entre otros aspectos", agrega la ingeniera.
En el módulo se planificó una rotación de cultivos y una de las primeras cuestiones a las que se apuntó fue a aumentar la biodiversidad o la diversidad de especies vegetales. "Incorporamos gramíneas como el trigo, la cebada, el sorgo o maíz junto con leguminosas, como la avena vicia, el trébol rojo o bien la soja, con la idea de colocar, en la misma área cultivada, varias especies. Esto apunta a lograr cobertura de suelo, que permita minimizar la aparición de malezas, sin el uso de herbicidas. De esta manera, reducimos la posibilidad de que emerjan plantas que puedan dañar a los cultivos", indica Zamora.
"Con esa técnica básica, logramos que el terreno se mantenga fresco, húmedo y activo. Los nutrientes están continuamente reciclándose, y eso conserva 'vivo' el lote, a diferencia de lo que puede ocurrir cuando se fumiga", completa.
Esto también trae otro tipo de bondades: "Ante la aparición de una plaga, nosotros necesitamos tener lugares en los que aniden los insectos benéficos, que son aquellos que luego se van a comer o van a contribuir a que disminuya la población de los que dañan al cultivo. Generalmente en la práctica convencional, no hay posibilidades de tener ese tipo de flora, porque el uso de agroquímicos provoca que esté todo seco, y los insectos que ayudan a controlar biológicamente a las plagas no encuentran dónde habitar. En resumen, se observan un montón de aspectos positivos con esta práctica, entre los que se contempla la necesidad de la rotación de los cultivos de granos, alternándonos con los forrajeros".

Datos alentadores
La primera pregunta que surge -lógicamente- tiene que ver con los rendimientos. Por lo analizado hasta el momento, no hay diferencias notables. "En la campaña pasada sembramos trigo candeal, y lo comparamos con el de un sistema de agricultura convencional; no hubo diferencia sustancial de rendimientos, más aún considerando que nuestro trabajo está en vías de desarrollo, en etapa de transición. En el lote agroecológico logramos 3000 kilos, contra 3600 en aquel en que habían aplicado agroquímicos", comenta el ingeniero.
Y aclara: "Si bien el kilaje fue un poco menor, el sistema alternativo resultó más rentable, considerando que no hubo gastos de agroinsumos. Por consiguiente, el margen bruto arrojó un balance superior en la parcela en la que no se usaron herbicidas, siempre considerando que en los dos casos se utilizó la siembra directa".
Zamora, destaca que "nuestro objetivo apunta a que el productor entienda que resulta posible otra forma de hacer agricultura, y para ello primero tenemos que generar información, datos valederos. Esa es la meta principal del módulo". En este sentido, dentro del INTA se está evaluando la posibilidad, a través de la creación de los grupos de Cambio Rural, interactuar con los productores y darle un apoyo más fuerte. "De a poco vamos desarrollando algunas herramientas como para que este nuevo paradigma aparezca", dice el técnico.

Recurso humano
Es Eduardo Cerdá el que marca el principal problema que enfrenta hoy la movida agroecológica: "No existen muchos profesionales capacitados en el tema. Por eso es muy bueno que las universidades sigan interesándose en la cuestión, tratando de entender y comparar las formas de producción. A ese respecto, vale mencionar que la única cátedra de Agroecología está en la Universidad de La Plata. Es una deficiencia que nos debe orientar a formar ingenieros agrónomos que puedan manejar y atender las nuevas demandas que vayan surgiendo".
En este aspecto, y a partir de las buenas experiencias obtenidas, Zamora y Cerdá llevan a cabo trabajos de consultoría en distintos puntos de la provincia y el país. Recientemente, fueron convocados a demostrar los resultados de la agroecología ante profesionales del INTA Bordenave, para capacitarlos sobre el tema y orientarlos en cuanto a la creación de un modelo agroecológico parecido al que funciona en Barrow.
En el caso Cerdá, también disertó en Balcarce, en la primera edición del taller de Ordenamiento Territorial Rural; participó además de la Séptima Jornada de Pueblos Fumigados en Mar del Plata, en la que se puso de manifiesto la preocupación por la excesiva utilización de agrotóxicos y la necesidad de intentar otro tipo de producciones agrícolas, sin tanto nivel de contaminación.
La revolución verde está en marcha.



la voz del pueblo - 10/10/2013
El equilibrio justo

El establecimiento La Aurora en Benito Juárez aplica desde hace 16 años el sistema de producción agroecológico: hoy ya no se aplican fertilizantes, herbicidas, insecticidas ni antiparasitarios. Además de haber bajado costos, se estabilizaron los rendimientos. Y se obtienen rindes en granos y carne similares a los de los campos de la zona
 
En La Aurora, en Benito Juárez, se derriban todos los mitos y queda demostrado que se puede producir granos y carnes sin utilizar insumos extra campo. Desde 1997 que Juan Kiehr, propietario del campo, y Eduardo Cerdá, el asesor agronómico, implementaron un sistema de producción agroecológico en un establecimiento mixto de ciclo completo a fin de disminuir el uso de productos sintéticos y energía, aumentar la fertilidad de los suelos, fijar carbono y nitrógeno, e incrementar la biodiversidad y la productividad. ¿El resultado? hoy obtienen buenos rendimientos, muy estables, semejantes a los de la zona, y sin utilización de agroquímicos.
El ingeniero Cerdá explicó que por la vocación del ganadera de Kiehr, el establecimiento cada vez se inclinó más hacia la hacienda. "El entendía que le daba una mayor estabilidad tener más ganadería que agricultura. Lo que intentamos armar, en ese y en otros campos, es un diseño de sistema que potencialice las cuestiones biológicas y que por lo tanto use menos insumos extra campo. Porque cuando uno maneja un campo que va acorde con los procesos naturales el productor se independiza del mercado de insmos. Entonces si suben o no, no le influye", agregó.
El campo cuenta con 650 hectáreas, de las cuales 300 son agrícolas; el resto, 158 son bajos, y 186 son cerros. Según comentó el ingeniero, "todos los años sembramos 75 hectáreas de sorgo forrajero, 25 hectáreas de trigo con trébol rojo, 25 de avena con trébol rojo y 25 de cebada con trébol rojo; eso nos permite tener 75 de trébol rojo de un año y 75 de trébol rojo de segundo año en el campo. En la superficie implantada con tréboles se fija el nitrógeno que luego van a usar los cultivos, evitando la aplicación de fertilizantes nitrogenados, lo que evita costos que hacen posible los buenos rendimientos sin fertilización".
En La Aurora no se aplica urea desde hace 15 años, hace tres que no se usa fosfato diamónico, dos que no se utilizan herbicidas ni insecticidas y recientemente se descartaron los antiparasitarios. "A cada uno de ellos lo fuimos reemplazando con alguna estrategia, con manejo. En el caso del trébol, nos dimos cuenta que además de fijar el nitrógeno cubría el suelo. Entonces mejoraba toda la vida del suelo, que era fundamental para que después se solubilice fósforo", explicó.
Respecto al fósforo, Cerdá indicó: "Hoy estamos en niveles nunca vistos en Tres Arroyos, 50 partes, medidos por el INTA. A partir de la investigación y la evaluación, la Chacra de Barrow, demostró que el tipo de familias de microorganismos que ahí hay no se encuentran en otros campos, que son solubilizadores de fósforo, que hay un equilibrio casi de un suelo no perturbado...". Esto, inclusive, pese a que "por vocación del productor se hace siembra convencional", aclaró Cerdá.
En cuanto a rendimientos, el ingeniero manifestó que los resultados de La Aurora son muy parecidos a los promedios de la zona. "Estamos, en 15 años de producción, con un promedio de trigo de 3300 kilos. Y el promedio de los campos de Juárez es de 240 kilos más", aseguró. Claro que hay una diferencia abismal de inversión: "Mientras nosotros tenemos un costo de 130 dólares por hectárea, el de los otros campos es de entre 350 y 400 dólares". Además, el ingeniero comentó que en un buen año climático, el rinde en La Aurora también se dispara: "Hemos tenidos rendimientos de más de 5000 kilos. El año pasado, por ejemplo, nuestro promedio fue de 3900 kilos".
Otra particularidad del establecimiento de Kiehr es que de gruesa sólo se hace sorgo, que es destinado a la hacienda. "Se hacía girasol, hasta que un día el productor decidió dejar de sembrarlo porque veía que después de aplicar los herbicidas el suelo quedaba con polvo, y entendió también que era mucho agroquímico", explicó.
Al comentar sobre el proceso agroecológico, Cerdá indicó que "al ir armando una rotación que aumenta la incorporación de carbono, con los sorgos, la de nitrógeno, con los tréboles y el mejoramiento en el pastoreo y la mejor distribución de las heces y orina. Así se fortalece el sistema y se mejoran los suelos, y de esa manera no es necesaria la fertilización, el uso de fungicidas, herbicidas e insecticidas".
Con respecto a las mejoras, el asesor expresó que "con esto apuntamos a mejorar el proceso de crecimiento de los cultivos con la rotación y luego la utilización del ganado para transformar todo ese material verde en productos procesados por el animal, en bosta y orina".
La ganadería constituye un papel fundamental. "Se realiza el ciclo completo, la producción promedio de los últimos 15 años es de 100 toneladas de carne por año, el tipo de animal que se vende es de tipo exportación de 500 kilos y la raza que se utiliza es Angus", comentó Cerdá. Y destacó la estabilidad productiva alcanzada: "Se estabilizó la producción de carne, aun en años de sequía, como la del 2009, donde en la zona se perdieron más de 15.000 cabezas. Mientras que en este establecimiento se mantuvo la producción".
Se puede, entonces, ser productivo y sustentable. La Aurora es prueba de ello.



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