sábado, 3 de septiembre de 2011

patrimonio histórico y cultural



la voz del pueblo - 03/09/2011
Algo sobre el Colegio Nacional

La Comisión Municipal de Patrimonio Cultural comparte en este espacio un artículo de la profesora Yolanda Gilligan, que transcribimos a continuación. Se trata de un valioso aporte sobre el patrimonio intangible de Tres Arroyos

"Para que ni el tiempo borre los hechos de los hombres..." (Herodoto, citado por el profesor Pucci).
Cuento lo que parece ignorar parte de la comunidad, aunque esto no sea las guerras pérsicas
.


Comenzó a funcionar en la casona de Hurtado; pero en 1935, se instaló en el por entonces flamante edificio de la calle Matheu 550. Ese coloso se había construido para Artes y Oficios. Tras unos años (diez o algo más) regresó nuestro colegio a Chacabuco 138.
Aseguro que hacia 1947 estaba allí, en el centro. Hubo que incorporar nuevas aulas, se acrecentó la matrícula con la Sección Comercial Anexa. Y llegó un momento en que el sitio no daba para más. Se acudió al arbitrio de alquilar otra casa en la calle Saavedra (pertenecía a la familia Tempone). Funcionó así en dos sedes: una mayor, otra menor.

Al inaugurarse en 1972 el edificio que ocupa hoy, construido sobre un baldío, sobre Belgrano junto a la Municipalidad, habían transcurrido más de 40 años de su creación. La mudanza se realizó ya iniciado el ciclo lectivo. Hubo alumnos que colaboraron en el aseo de las aulas.

Imposible enumerar cuántas personas se empeñaron, desde su nacimiento, en proveerlo de un hogar propio. Autoridades del Colegio (el rector de ese momento fue fervoroso promotor como sus antecesores), activos miembros de la cooperadora, autoridades municipales contagiadas del mismo entusiasmo, otras fuerzas vivas, y autoridades gubernamentales del más alto nivel que le dieron indispensable respaldo.

El Colegio se transformó en Escuela Normal. Y surgió el Departamento de Aplicación, ya iniciada la presidencia de Alfonsín. Antonio Tróccoli, ministro y ex alumno, facilitó la concreción del proyecto.
Grandes festejos en las dos inauguraciones, la de la la década del 70 y la de la del 80.
Se había dicho al colocarse la piedra fundamental (acontecimiento cubierto por LA VOZ DEL PUEBLO con Petrini) que los tresarroyenses observaríamos la erección de esa sede como si se tratara de un nuevo tabernáculo.


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la voz del pueblo - 03/09/2011
¿Patrimonio histórico o sentimental?


La declaración de monumento histórico al edificio donde funcionara el Manuel Belgrano es rechazada por sus propietarios. Ahora aparecería un caso similar con una vivienda familiar


En los últimos días algunas manifestaciones o intenciones de declarar patrimonio o monumento histórico a determinados edificios han generado reacciones en contrario, y puesto en tela de juicio hasta dónde el avance de ese tipo de declaraciones puede perjudicar al bien privado y los intereses de sus legítimos propietarios.

Un caso no muy lejano ha sido el del edificio donde hasta el año pasado funcionara el Colegio Manuel Belgrano y antaño fuera sede del ex Colegio Nacional.
Sin dudas un lugar con muchos recuerdos y sentimientos acunados entre esas paredes, pero de discutido valor arquitectónico y que sus propietarios rechazan una declaración de monumento histórico por las restricciones que se le impondrán.

El tema está planteado en el Concejo Deliberante, donde todavía se discute qué hacer, mientras el Sindicato de Empleados de Comercio, que adquiriera el inmueble recientemente, se niega a que pase a ser monumento histórico con legítimo derecho, incluso porque esto surge luego de que efectuaran la compra.

Y ahora
Ahora se presenta otro caso, que como base tiene un estudio de campo que vale resaltar como trabajo, realizado por alumnos de la carrera Tecnicatura Universitaria en Gestión Cultural, que se dicta en el CRESTA, y está referido a la vivienda de la familia Tersano, ubicada en La Madrid 343, presentado ahora en el Concejo Deliberante.
Rememoran estos alumnos que los Tersano hicieron innumerables obras y embellecieron sus frentes, y que la muestra más significativa de esa trayectoria y valor simbólico de esta familia es esa vivienda, construida por Victorio Tersano y concluida en 1919.
Señalan que presenta un estilo propio, diseñado por el constructor. Los paisajes de la fachada fueron idea de un familiar, sacados de tarjetas postales que recibía de Italia.
Se admite que la casa presenta un gran deterioro y falta de mantenimiento, ya que esta edificación no ha sufrido reformas ni modificaciones desde su construcción. Y que las generaciones que la habitaron han respetado su valor, protegiendo el legado de su padre.

En el trabajo realizado, se han realizado una serie de valoraciones del lugar, adoptando distintos criterios.
Entre otras cuestiones, se considera valiosa en el campo histórico, simbólico y cultural, ya que cuenta con gran cantidad de historias no oficiales y anécdotas, que tienen que ver con varias generaciones de una familia que son sus dueños en la actualidad.
Precisamente, herederos de esa familia han asistido al Concejo Deliberante para solicitar que esa vivienda no sea declarada monumento histórico o similar, manifestando que la misma se encuentra en un avanzado estado de deterioro y como es intención venderla, en ese caso el valor lo tiene únicamente el terreno. Además, restaurar esa casa tendría un costo elevadísimo, por lo cual no habrá inversores privados que pudieran comprarla si no se puede modificar y menos demoler la estructura.
Todo esto más allá de que el estudio ha determinado un valor excepcional al campo arquitectónico, mencionándose en ese caso que se trata de una edificación sobresaliente de la ciudad, ya que su fachada no se asemeja a ninguna casa de Tres Arroyos.

Si bien todavía el Concejo Deliberante no ha tomado intervención directa en este caso, como sí lo ha hecho en el edificio donde funcionara el Colegio Manuel Belgrano, se tienen dos casos en los cuales entra en discusión el derecho a legislar sobre inmuebles de estas características, y sobre el legítimo derecho de sus propietarios a defender sus intereses por encima de los valores históricos, arquitectónicos y hasta sentimentales, pero de quienes están en la vereda de enfrente.

Sobre lo sentimental por lo ajeno, cabe recordar la defensa pública que se hizo del edificio de la Escuela 11 de Claromecó, a cambio del cual se iba a construir un moderno establecimiento, impidiéndose finalmente que esto se concretara pero nadie de esa parte aporta al mantenimiento de un inmueble que cada día cuesta más tenerlo en condiciones por su antigüedad y características constructivas.







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