sábado, 16 de julio de 2011

el patrimonio como identidad de la sociedad

Un grupo de alumnas de la carrera de Gestión Cultural de la Universidad Nacional del Sur, que se dicta en CRESTA, desea expresar que dentro de su formación ha aprendido a identificar, evaluar y promover la preservación del Patrimonio Cultural, principalmente de nuestra localidad.

El patrimonio histórico-cultural de una ciudad está constituido por todos aquellos elementos y manifestaciones tangibles o intangibles producidas por las sociedades, resultado de un proceso histórico en donde la reproducción de las ideas y del material se constituyen en factores que identifican y diferencian a esa ciudad.

El Patrimonio es la síntesis de los valores identitarios de una sociedad que los reconoce como propios. Ello implica un proceso de reconocimiento intergeneracional de unos elementos (desde el territorio a la ruina) como parte del bagaje cultural, y su vinculación a un sentimiento de grupo (Santana, A: 2003). En ese instante el bien concreto estará a salvo, aunque sea momentáneamente, y si bien su conservación no estará garantizada, al menos la sociedad sentirá como propia su destrucción y pérdida, por lo que se sentirá más involucrada.

Teniendo en cuenta esto, un edificio histórico, un sitio arqueológico, etc., antes de su activación patrimonial son sólo piedras, artefactos y recuerdos. Después serán patrimonio institucional de un pueblo. Más tarde, con la divulgación y la vinculación histórica, patrimonio público. Luego, con su entrada en el mercado, podría ser patrimonio turístico.

A partir del momento en que se pierde la función productiva anterior, es cuando comienza el problema de la reutilización del edifico, y cuando se definen por parte de la empresa diversas estrategias para rentabilizar las antiguas instalaciones o el espacio que ocupaban. En numerosos casos, la antigua estructura es destruida totalmente (Teatro Español, edifico ex-Hogar de Niños, etc.) perdiéndose completamente todo vestigio y recuerdo de su antigua actividad. Cuando esto ha sucedido, demás está decirlo, no hay patrimonio que conservar. Una variante es la que se produce cuando la destrucción es parcial, y se mantiene algunos elementos que recuerdan simbólicamente la antigua actividad, puede tratarse de fachadas, puertas, ventanas, etc.

Finalmente, la información es un componente esencial del patrimonio: implica saber cómo, cuándo y por quién ha sido utilizado, lo que enriquece nuestra comprensión del contexto humano del que procede. En ocasiones, la transmisión de este tipo de información es tan importante como la del propio objeto al que se refiere, y de esta se obtienen elementos claves para su puesta en valor.

Con respecto concretamente al edificio del ex Colegio Nacional de Tres Arroyos, y ex Colegio Manuel Belgrano, la arquitectura del mismo consta de un frente italianizante, con sus molduras, ornatos, cornisas, arcos, frontis, balcones, etc. y las aberturas son de madera de mas de 100 años que no hay carpinteros o ebanistas que las estén haciendo hoy en día, como así tampoco el trabajo en herrería.

Mas allá de la cuestión arquitectónica ( lo tangible) esta institución se creó en el año 1930 cuando el país llega a la cúspide del florecimiento cultural iniciado en la década precedente que convierte a la Argentina en el país mas promisorio de América Latina y a la ciudad de Buenos Aires en La Atenas del Plata. Tres Arroyos no permaneció ajeno a este desarrollo siendo modelo en las cuestiones de investigación científica relacionadas al agro, de innovación agroindustrial y cooperativismo que marca una identidad propia a la ciudad y la zona. Para continuar cualquier tipo de desarrollo la formación y la educación son los pilares más importantes, muestra de ello fue la necesidad de lograr en la ciudad una instrucción secundaria.


El 14 de junio de 1929 por iniciativa del diputado nacional Dr Antonio Maciel, el Ministerio de Instrucción Pública creaba el Colegio Nacional de Ts. As. y el 30 de abril de 1930 bajo el rectorado del Sr. Ricardo Rudi (maestro normal y químico farmacéutico) con una inscripción de 130 alumnos y 3 divisiones de 1° año.

Por último el grupo expresa, que en realidad lo que se necesita, es una nueva forma de proceder. Una forma en la que la historia sea el elemento del debate que permitirá asignar nuevas funciones al edifico. Un debate que debería ser en todo momento público y en el que de entrada debería partirse del criterio de que es preferible conservar los edificios, mientras aún sea posible. Luego, ya de nada valen los lamentos.

No podemos dejar de incluir aquí la cita de Tulio Hernández en su ponencia "La investigación y la gestión cultural de las ciudades"

."Me permito recordar a Víctor Hugo quien sostenía que en las ciudades los edificios son del propietario, del dueño legítimo, pero su belleza, la de sus fachadas y su construcción es un bien colectivo, es propiedad de todos, es lo que hace la ciudad".


Alumnos de 3° año de la carrera de Tec. en Gestión Cultural y emprendimientos culturales. UNS.
(de lu24 - 15/07/2011)

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