jueves, 11 de noviembre de 2010

desarrollo territorial en los asentamientos turísticos

EL DESARROLLO TERRITORIAL EN LOS ASENTAMlENTOS TURÍSTICOS BALNEARIOS DEL LITORAL MARÍTIMO DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES, ARGENTINA

Furlan, Adriano Daniel
Hernández, Facundo Martín
Ordoqui, Javier Martín

Universidad Nacional de Mar del Plata
Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño
Centro de Estudios Históricos, Arquitectónicos y Urbanos
Becarios Doctorales Tipo I CONICET


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El desarrollo territorial en los asentamientos turísticos balnearios del litoral marítimo de la Provincia de Buenos Aires, Argentina. Un abordaje multidimensional para el análisis de problemáticas concretas (Resumen)

El eje productivo del turismo balneario en el litoral marítimo bonaerense ha originado una composición territorial producto de la confluencia de procesos de diversa naturaleza y escala. La turistificación del territorio lleva ya más de un siglo y se intensificó en las últimas décadas. La explosión de la oferta provocó intervenciones territoriales basadas en distintas estrategias promovidas por actores sociales específicos que han ocasionado impactos diferenciales sobre el medio y los recursos. Utilizando un enfoque territorial que permite reconstruir la multidimensionalidad de los procesos son analizados tres casos de estudio representativos de los tipos de asentamientos de la región: Mar del Plata (ciudad balnearia), Mar de las Pampas (villa balnearia) y Reta (pueblo balneario).


Palabras clave: turismo, frente costero, litoral marítimo, territorio, enfoque territorial.


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The territorial development in the tourists resorts places of the seaboard of Buenos Aires province, Argentina. A multidimensional focus to analyze real problems (Abstract)

The resort tourism in the seaboard of Buenos Aires Province has caused a territorial configuration made by the meet of different nature and scale process. The touristification of this territory has been in progress since the ending of 19th century and has been increased in the lasts decades. The tourist offer growth caused territorial actions based on different strategies promoted by specifics social actors which produced impacts on environment and resources. Three cases of study which represents the regional diversity are analyzed by using of territorial focus to rebuild the multidimensionality of process: Mar del Plata (resort city), Mar de las Pampas (resort village) and Reta (resort town).


Keywords: tourism, coastal front, seaboard, territory, territorial focus.


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Introducción

La configuración territorial del litoral marítimo bonaerense está marcada por el surgimiento desde finales del siglo XIX de distintos asentamientos balnearios ligados al turismo de sol y playa. Se han originado dispares procesos de organización espacial con particulares funcionalizaciones de ciertas características ambientales y recursos paisajísticos, culturales y sociales.

Algunos asentamientos balnearios fueron fundados en la etapa exclusivista a fines del siglo XIX. La etapa del turismo masivo, desde la década de 1930, genera la apertura de los balnearios a segmentos poblacionales medios y populares. Para tal fin se sustituyeron las villas exclusivas y se desarrollaron ciudades con edificaciones intensivas sobre el frente costero con impactos paisajísticos profundos.

El turismo masivo atraviesa una fase de crisis desde mediados de la década de 1970 vinculada al contexto político, económico, social y cultural del país y del mundo. Los espacios de la masividad pierden competitividad a causa de la degradación urbano-ambiental, la política cambiaria que beneficia el crecimiento del turismo emisivo, cambios en el modelo de gestión del turismo y el surgimiento de nuevas ofertas en la región.

La implementación de nuevas políticas neoliberales a partir de la década de 1990 consolidó un nuevo modelo societal basado en la fragmentación. El turismo masivo entró en declive, producto del empobrecimiento de las capas medias y bajas, al tiempo que se potenciaron enclaves turísticos para las clases beneficiarias.

La primera década del siglo XXI está marcada por la recuperación del turismo interno en Argentina con la aparición de nuevos espacios y proyectos balnearios en el litoral marítimo bonaerense, algunos de ellos signados por condiciones de neoxclusividad y la aparición de nuevas formas y modalidades en el uso de la playa. La gestión del turismo ha denotado la aparición de políticas de planificación y manejo costero y distintas reglamentaciones ambientales.

Se seleccionaron tres casos de investigación representativos de los tipos regionales de asentamientos que incluyen a Mar del Plata
en el Partido de General Pueyrredón, Mar de las Pampas en el Partido de Villa Gesell y Reta en el Partido de Tres Arroyos. La ciudad de Mar del Plata se ubica como séptima urbanización argentina en número de habitantes, cabecera de su unidad político-administrativa, principal destino del turismo interno y nodo principal del sistema turístico de la costa atlántica. Mar de las Pampas, localizada en el extremo sur del Partido de Villa Gesell, representa una villa balnearia de reciente y creciente urbanización que se ha insertado en el mercado turístico como un destino neoexclusivo, con características paisajísticas particulares y prácticas de sociabilidad distintivas. Por último, el caso del Balneario Reta, localizado en el sudeste del Partido de Tres Arroyos, es un asentamiento balneario de menor rango que conserva en su entorno cualidades paisajísticas agrestes y donde se desarrolla un turismo familiar de características ecológicas.

El planteamiento de esta investigación tiene su fundamento en la aplicación de un enfoque constructivista del territorio para orientar la búsqueda de lineamientos descriptivos y explicativos de las problemáticas identificadas en el área de estudio y propositivos para futuras intervenciones. La complejidad de las problemáticas concretas amerita una forma de tratamiento basada en múltiples dimensiones de análisis, en la multiescalaridad de los procesos intervinientes y en la interacción de los actores territoriales.


El territorio como base de enfoque

La idea de desarrollo territorial toma relevancia en el contexto mundial de fines de siglo XX al reflotar la discusión sobre el desarrollo como consecuencia de la “crisis del Estado”. Las limitaciones del centralismo para aportar cambios significativos a las nuevas realidades territoriales que había verticalizado la globalización neoliberal señala el camino para que proliferen variadas ideas y estrategias sobre el desarrollo impulsado “desde abajo”. En ese marco crecen las ONGs, los procesos de descentralización y los actores emergentes relacionados a las nuevas demandas de la sociedad, lo que supone mayores oportunidades de participación ciudadana.

“Así, aparece la necesidad de nuevas unidades de referencia que hagan la acción estatal posible y permeable a la participación. Este será el contexto para la evocación de la noción de territorio y-o enfoque territorial como la nueva unidad de referencia que actuará como esfera de mediación capaz de contemplar las relaciones entre los actores locales y las demás esferas y escalas, como la regional y nacional, además de la global” (Schneider y Peyré Tartaruga, 2006, p.68).

Sin embargo, la mayor parte de las investigaciones aplicadas enfatizaron una noción de desarrollo territorial fundada en la preocupación por conocer la naturaleza del desarrollo. La presente propuesta sostiene, por el contrario, que la mayor riqueza extraíble del trabajo empírico se obtiene al analizar las problemáticas concretas desde un enfoque basado en el territorio como punto de partida epistemológico. Se pasa de un enfoque “desarrollista” hacia uno “territorialista” del desarrollo territorial.

La perspectiva se sustenta en una conceptualización del territorio como “espacio socialmente producido, tanto en términos de sus configuraciones materiales como de la atribución de sentido sobre esas configuraciones.” (Quintero, 2002). Entre los aportes de autores que han pensado al territorio de forma constructivista, se toma en cuenta a Horacio Bozzano (2009, p. 94-95), quien lo define como “un lugar de variada escala -micro, meso, macro- donde actores -públicos, privados, ciudadanos, otros- ponen en marcha procesos complejos de interacción -complementaria, contradictoria, conflictiva, cooperativa- entre sistemas de acciones y sistemas de objetos, constituidos éstos por un sinnúmero de técnicas -híbridos naturales y artificiales- e identificables según instancias de un proceso de organización territorial en particulares acontecimientos -en tiempo-espacio- y con diversos grados de inserción en la relación local-meso-global. El territorio se redefine siempre.”.

Montañez Gómez y Delgado Mahecha (1998, p.123) agregan que “El territorio no es fijo, sino móvil, mutable y desequilibrado.”. José Luis Coraggio (2009, p.1) rescata una virtud que normalmente afecta a los estudios sobre desarrollo al opinar que el territorio “hace referencia al lugar donde pasan las cosas, donde se capta lo real de manera directa, donde está lo concreto-real, en contraposición a la especulación teórica, los modelos abstractos que simulan la realidad.”.
A estas ideas se suma la importante contribución de Schneider y Peyré Tartaruga (2006, p.64-65): “el territorio se define como un espacio determinado por relaciones de poder, determinando, así, límites de fácil delimitación (evidentes), ora no explícitos (no manifiestos), y que posee como referencial el lugar; es decir, el espacio de la vivencia, de la convivencia, de la copresencia de cada persona. Y considerando el establecimiento de relaciones internas o externas a los respectivos espacios con otros actores sociales, instituciones y territorios.”.

Por último, puede atribuirse a Abramovay (2006, p.51-53) una notable justificación sobre la decisión de construir enfoques basados en la noción de territorio. El autor valora su utilización identificando cuatro dimensiones básicas: invita a que se abandone un horizonte estrictamente sectorial, impide la confusión entre crecimiento económico y proceso de desarrollo, impulsa el estudio empírico de los actores y de sus organizaciones para comprender situaciones localizadas y enfatiza la manera como una sociedad utiliza los recursos de los que dispone en su organización productiva y, por lo tanto, en la relación entre sistemas sociales y ecológicos.


Turismo, territorio y espacio litoral

El turismo como práctica social se apropia del territorio, lo redefine y resignifica para transformarlo en territorio turístico, con agentes específicos que actúan en diferentes escalas y dimensiones. Desde esta perspectiva, “el territorio turístico es aquel que participa en forma constitutiva de la práctica turística; al mismo tiempo que la concreta es transformado por ella: lugar de origen, lugar de destino y de tránsito, todos ellos articulados de forma específica forman parte del territorio turístico” (Bertoncello, 2006, p.38). En este sentido, los actores sociales compiten por la hegemonía en cada una de las partes constitutivas del territorio turístico. Así, en el lugar de destino los empresarios privados (territoriales o extraterritoriales) territorializan sus inversiones en materia de infraestructura y servicios, generando nuevas identidades en el territorio a partir de la demanda de espacios turísticos. Algo análogo sucede con el lugar de origen donde se despliega lo simbólico del turismo, la construcción de un imaginario con fines de comercialización del destino.

La turistificación como proceso origina territorialidades propias del desenvolvimiento de la actividad turística. Según Knafou (1999, p.68) existen tres vectores de turistificación: 1) los turistas, como origen y promotores del despliegue y las prácticas turísticas; 2) el mercado, ligado a agentes externos al lugar y 3) los planificadores y promotores territoriales, que representan iniciativas de agentes internos.

En referencia a los sectores litorales, se piensan a los mismos como espacios complejos; “un espacio diferenciado producto de las peculiaridades que imprime el contacto de dominios diferentes, implica la noción de interposición entre tierra y agua, excede los lindes donde se verifican los procesos y mecanismos morfogenéticos reconocibles en la configuración de las playas, sectores dunarios, zonas acantiladas y otros entornos conexos; también involucra las franjas contiguas de tierra y agua a esta zona de interposición efectiva.” (Cóccaro, 2009, p.2). A diferencia de otros espacios, la turistificación del litoral depende, originalmente, de los recursos naturales desplegados en la costa: mar, playa y sol. Es justamente en el frente costero donde se manifiestan los procesos más fuertes de territorialización turística, es decir, donde se radican las actividades de ocio recreativo y los servicios complementarios. El frente costero es el “hinterland turístico”, definido también como el Distrito Recreacional de Negocios (RBD) (Artiguez, 2001, p.101), y su crecimiento se encuentra sujeto a los diferentes contextos históricos.


Caracterización del litoral marítimo bonaerense como espacio turístico

El litoral marítimo bonaerense bajo estudio es heterogéneo, con una diversidad de geoformas costeras agrupadas en tres sectores. El primer sector presenta una costa baja con médanos y playas amplias y se sitúa desde Punta Rasa en el norte del Partido de la Costa hasta la Laguna de Mar Chiquita. Un segundo sector desde el sur del Partido de Mar Chiquita hasta Punta Florida en el Partido de Necochea está compuesto por costas altas de barrancas y acantilados con alternancia de costas bajas entre cabos, bahías y ensenadas. En el tercer sector predominan las costas bajas con alternancias de costas altas desde Punta Florida hasta el Partido de Bahía Blanca.

El proceso conocido como “descubrimiento de la playa” (pacto fundacional) se inició a fines del siglo XIX y consistió en la fundación de asentamientos balnearios selectivos para las elites porteñas. El contexto político-ideológico estaba enmarcado por los valores modernistas de la Generación del ’80 y de los gobiernos conservadores que configuraron una superestructura sustentada en el modelo agroexportador. Mar del Plata (1874), Necochea (1880) y Miramar (1888) surgieron como las primeras villas balnearias de la etapa exclusivista y los promotores inmobiliarios fueron los responsables de iniciar la turistificación del espacio litoral bonaerense.

La expansión de los asentamientos turísticos estuvo ligada a los procesos de masificación a causa de una apertura de los balnearios a distintas capas sociales. A partir de la década de 1930 este proceso implicó la necesidad de dotar al espacio de una mayor infraestructura que permitiese soportar el flujo turístico. El Estado, los promotores inmobiliarios, las firmas constructoras y los sectores populares son los actores protagónicos en la dinámica de destrucción-construcción que sustituyó la villa exclusiva por la ciudad balnearia en un proceso de democratización de las playas.

El avance de la frontera urbana sobre las arenas tomó un nuevo dinamismo desde finales del siglo XX con la creación de enclaves turísticos para nuevas elites, resultado de la polarización de la sociedad argentina. Los hoteles de firmas multinacionales, los paradores, los spa, los campos deportivos, las urbanizaciones privadas, entre otros, generaron procesos de turistificación posfordista, donde el mercado creó una nueva oferta para una demanda segmentada. El proceso de construcción del espacio turístico del litoral marítimo bonaerense tuvo como resultado el pasaje de la “primera naturaleza” (no turistificada) a sucesivas turistificaciones contextuales.

En el presente pueden distinguirse tres formas de ocupación territorial turística-balnearia: las ciudades balnearias (de mayor y menor escala), las villas balnearias (neoexclusivas o de turismo familiar) y los pueblos balnearios (parajes balnearios o pueblos rurales-balnearios). Las ciudades balnearias albergan importantes volúmenes de turistas, su urbanización ha sido intensiva con edificaciones en altura sobre el frente costero y despliegan un hinterland turístico extenso. Estas urbanizaciones poseen aguas costeras de uso balneario contaminadas y procesos de erosión costera antrópica que han impactado sobre el recurso paisajístico, la infraestructura urbana y el ambiente costero. Además, tienen un alto nivel de promoción turística, un intenso crecimiento urbano y poblacional y algunas han diversificado su economía al desarrollar actividades ligadas al sector primario y el secundario. Además de Mar del Plata puede encontrarse en este grupo a Pinamar, Villa Gesell, Miramar y Necochea.

En las últimas décadas del siglo XX y principios del XXI han surgido las villas balnearias que poseen nuevas lógicas territoriales de desarrollo turístico. Nuevas prácticas de sociabilidad, la modificación del ambiente costero con elementos naturales, la erosión producto de la sobreforestación para la urbanización y la transformación de las playas en sitios de moda excluyentes son vectores que construyen un modelo turístico basado en el neoexclusivismo de las villas más reconocidas como Mar de las Pampas en el Partido de Villa Gesell y Cariló en el Partido de Pinamar. La intervención territorial ha sido intensa con la fijación de médanos y la sobreforestación cercana a las playas. La ocupación de su frente costero aún no se ha consolidado y en algunas villas es bajo pero debido a una valorización paisajística diferencial basada en criterios especulativos. En algunos casos se desarrollan emprendimientos familiares accesibles para turistas de sectores medios y populares, sobre todo donde es permitida la existencia de campings para lugar de alojamiento como en Mar Azul en el Partido de Villa Gesell. Otras villas balnearias destacadas son Valeria del Mar y Ostende en el Partido de Pinamar y Las Gaviotas en el Partido de Villa Gesell.

Los pueblos balnearios son sitios que no suelen superar los 300 habitantes y predominan los emprendimientos turísticos familiares como complemento de las actividades primarias rurales y pesqueras artesanales. La promoción turística es prácticamente inexistente y el flujo turístico y la inversión en infraestructura urbana son bajos. Tampoco existen programas de desarrollo ni políticas de ordenamiento territorial por parte de ningún nivel estatal. La fijación de médanos y la forestación cercana a las playas no ha sido intensa. La ocupación de su frente costero mediante construcciones y equipamientos turísticos también es bajo y se conservan elementos del paisaje original. La erosión marina todavía no ha dado señales de alerta sobre la costa. Los casos más significativos son los de Reta y Orense en el Partido de Tres Arroyos.

El Cuadro 1 representa un resumen sintético de las siete variables que se han cruzado en el análisis del desarrollo territorial que favorece la lectura comparativa de los casos seleccionados. Se optó por la inclusión de dos variables históricas (período fundacional y período de turistificación), dos variables urbanísticas (modelo urbano turístico y morfología urbana) y tres variables económico-sociales (tipo de balnearización, grado de ocupación del espacio playa y tipología de turismo). La dimensión ambiental se describe en cada uno de los casos como resultado combinado de las mencionadas variables. A su vez, se analiza el frente costero como un espacio donde toman forma las estrategias, contradicciones y pujas entre los distintos actores que actúan en el territorio.



Cuadro 1. Variables de análisis para los casos de estudio
Fuente: Elaboración propia

Mar del Plata

Durante el período fundacional de la ciudad comprendido entre 1860 a 1880, la gestión del territorio tuvo la impronta del oportunismo de los individuos y familias que representaban el poder terrateniente de la zona. La apropiación del espacio y de los recursos de uso común fue desarrollada en medio de relaciones conflictivas entre estos actores y sin participación del poder político. Desde 1880, cuando se montaron las conexiones con los círculos de poder de Buenos Aires, Mar del Plata dejó de ser un espacio pampeano marginal y se convirtió en el principal sitio argentino de descanso estival al estilo europeo. El balneario se consolidó con la llegada del tren en 1886 y la inauguración del Bristol Hotel en 1888. En 1877, Pedro Luro compró los terrenos a quien fuera fundador de Mar del Plata, Patricio Peralta Ramos, aceleró la venta de tierras y logró impulsar el crecimiento urbano de la ciudad. Nacía la villa balnearia exclusivista.

Al Bristol Hotel como gran obra arquitectónica, le siguieron otras intervenciones sobre el frente costero, el Paseo General Paz y la Rambla, que fue sucesivamente reconstruida. Durante esta etapa se produce la primera transformación intensiva del frente costero desde la zona de La Perla hasta la loma de Stella Maris en la zona del Cabo Corrientes con la construcción de los grandes chalets de estilos arquitectónicos francés y español, a los que luego se sumó el llamado “pintoresquismo marplatense”. También se dieron los primeros avances hacia lo que se conocía como el “sur de la ciudad”; los actuales barrios Playa Grande y Los Troncos. En sus cercanías se trasladó el puerto desde la zona de playas céntricas y comenzaron a darse incipientes pasos de ocupación de las clases altas ante el crecimiento que iba denotando el centro.

La crisis económica mundial de 1930 y el cierre de los mercados provocado por las guerras mundiales impulsaron el desarrollo de los mercados internos y la industrialización y la formación de un Estado de Bienestar. En Argentina se procuró a Mar del Plata como sitio del ocio recreativo con una estructura montada alrededor del turismo masivo. Aparecieron nuevos actores provenientes de capas sociales populares y medias que se insertaron en el creciente mercado de trabajo local y en las filas de veraneantes. Este hecho provocó que el tradicional espacio turístico de la élite, la Rambla Bristol, dejase de ser su reducto de descanso y se jerarquizaron nuevas playas y un nuevo hábitat: el complejo Playa Grande y el barrio Los Troncos. “El cambio en la geografía social tuvo su correlato en lo espacial: las aristocracias “huyen” ante el avance de los nuevos ricos hacia Playa Grande trasladando sus villas bucólicas en el barrio “Los Troncos”, un refugio que les habían preparado los propios gobernantes. Y los recién llegados se instalan en la soñada Playa Bristol, el núcleo del veraneo aristocrático que se desvanecía.” (Pastoriza, 2003).

La ciudad vivió en esos años un gran crecimiento en la magnitud de los proyectos y obras, como la inauguración de la Ruta 2 en 1938, factor de conectividad determinante para la llegada masiva de contingentes desde Buenos Aires. También se concretaron el Parque San Martín en Playa Grande y la Ruta 11 entre 1937 y 1939 y la parquización de una parte de ese recorrido y se valorizaron sectores todavía alejados de la urbe. Se produjeron cambios arquitectónicos en la zona céntrica con la demolición de la antigua Rambla Bristol y el Paseo General Paz para darle lugar a una obra que cambiaría para siempre la fisonomía de ese sector: la Rambla Bristol Casino- Hotel Provincial. Los primeros actores hegemónicos pasaron a un lugar secundario en la toma de decisiones por la relevancia que tuvieron las políticas estatales. Durante este período comenzó un ciclo de fuerte doblamiento de la ciudad.

El apogeo de Mar del Plata se trastocaría con la crisis económica que vivió el país desde mediados de 1970. La ciudad sintió el declive por la pérdida de rentabilidad de los veranos para los empresarios y comerciantes y la caída de los ingresos de los sectores populares. Además, surgieron signos de crisis ambiental por el estado y la erosión de sus playas. Por otra parte, Mar del Plata ya no se encontraba sola en el litoral marítimo bonaerense, nuevos asentamientos crecieron lentamente en las décadas anteriores y hacia fines de los setenta se destacaba el crecimiento de Villa Gesell y Pinamar, entre otras. Se configuró para Mar del Plata un escenario de competencia puertas adentro, pero también puertas afuera con el turismo emisivo hacia Brasil.

Con el agotamiento del modelo turístico masivo comenzó un ciclo de obras tendientes a mejorar las condiciones ambientales del sector costero. Durante la Dictadura se efectuaron obras de mejoramiento sobre el recurso playa: “Los muros de contención, construidos en 1974, en el sector norte no habían logrado revertir la abrasión marina sobre playas y acantilados, amenazando incluso el camino costero. Entre 1976 y 1979 el Departamento de Obras Marítimas (Dirección de Hidráulica Provincial) ideó una protección y se realizaron escolleras que en poco tiempo moldearon nuevas playas frente a Parque Camet y permitieron el resguardo de la Avenida Costanera y la Ruta Provincial Nº 11″ (Cicalese, 2001, p.38). También se practicaron mejoras en la Peatonal San Martín, las playas de La Perla y Varese y en Cabo Corrientes fueron demolidos los restos de hoteles que habían funcionado sobre la playa, concretándose el Paseo Costanero Jesús de Galíndez. Hacia fines de la Dictadura se originó el proyecto balneario de Punta Mogotes que consistió en la transformación intensa del medio natural formado por una zona de médanos vivos y lagunas.

La vuelta a la Democracia en 1983 encontró una Mar del Plata cambiada, aunque las obras de los setenta no llegaron a redinamizar a la ciudad. Durante las intendencias del radicalismo en los ochenta se continuaron las obras de defensa costera en el norte de la ciudad y se comenzó a construir un nuevo complejo en la zona de La Perla, finalizado a principios de 1990.

En los noventa se continuó con la búsqueda de recobrar la vitalidad de los “tiempos dorados” de la ciudad. La llegada de las cadenas hoteleras de cinco estrellas entre 1993 y 1995, con la construcción del Sheraton y del Costa Galana, es un ejemplo de ello. La realización de los Juegos Deportivos Panamericanos en 1995 permitió efectuar mejoras en accesos de la ciudad y en la zona céntrica. A finales de la década se emprendió el refulado de arena en las playas Bristol, Varese y Playa Grande y se inauguró la Autovía 2. Sin embargo, la ciudad evidenció una crisis de tres vectores: problemáticas ambientales-costeras, profundización de la caída de los sectores veraneantes por la recesión económica y marco cambiario desfavorable en la competencia con el extranjero.

Como respuesta a la crisis de 2001, los actores dinamizadores del turismo readaptaron sus estrategias en los espacios de playa. La concepción tradicional del balneario fue cambiando durante los últimos años de los noventa y primeros del siglo XXI y aparecieron los “paradores”, que tendieron a la jerarquización de las playas del sur por parte de asociaciones de capitales privados. La preparación de Mar del Plata como sede de la Cumbre de las Américas en 2005 significó un flujo de créditos destinados (aunque no exclusivamente) a remodelaciones urbanísticas en el frente costero. Playa Varese y Playa Grande recibieron inversiones que apuntaron al mejoramiento del espacio verde lindante de las barrancas, tanto en lo paisajístico como en lo funcional (accesibilidad, instalación de comercios, etc.). También se efectuaron obras en las playas céntricas, en la zona de Punta Iglesia sus antiguos piletones se transformaron en la “Plaza de las Américas” y se construyó un puente colgante. Otra área con mejoras fue el complejo Rambla Casino- Hotel Provincial con la remodelación y recuperación del hotel finalizada en 2008, el cual en 2009 fue concesionado por el gobierno bonaerense a una cadena internacional de hotelería que, a su vez, es representada en la ciudad por una importante firma local que posee parte de las concesiones del sector.

Con el apoyo de los gobiernos municipal, provincial y nacional, se ha proyectado el traslado de los emprendimientos de la nocturnidad de la calle Alem hacia terrenos de la Escollera Norte del puerto. También cuenta con la anuencia de gran parte de los empresarios de los bares y restaurantes de Alem a través de la Cámara de Bares y Restaurantes de Playa Grande. La iniciativa busca solucionar los problemas que la nocturnidad ocasiona a los vecinos del barrio Playa Grande y Los Troncos por el impactante crecimiento de la calle Alem y su zona aledaña, que desde mediados de los noventa se ha transformado en una zona netamente comercial en detrimento de la tradicional vida residencial del barrio. El proyecto, por otro lado, ha provocado un fuerte rechazo por parte de pequeños comerciantes y usuarios de la zona, ex integrantes del Plan Estratégico, la Armada Argentina y su centro de investigaciones navales, integrantes del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) y las cámaras comerciales de la Pesca, entre otros. El traslado de los comercios significaría un gran cambio fisonómico y de funcionalidad para la escollera, ya que alteraría el desarrollo de las normales actividades de investigación, deportivas y recreativas que se realizan en el lugar, incompatibles con las actividades nocturnas. Pero la concreción del traslado revitalizaría a la Escollera Norte en el marco de nuevos proyectos que persiguen reactivar el espacio portuario a través de una diversificación productiva que mismos incluye la llegada de cruceros a Mar del Plata y la construcción de emprendimientos comerciales en terrenos de la base naval. Estas acciones indican un crecimiento de la ciudad turística sobre las actividades tradicionalmente portuarias de pesca y comercio (ver Figura 1).



Figura 1. Escollera norte en Playa Grande, Mar del Plata.
Vista del sector de playa en momentos previos al verano y ubicación de los terrenos en conflicto.
Fuente: Javier M. Ordoqui. 12 de diciembre de 2008.


Mar de las Pampas

La villa balnearia se ubica en el Partido de Villa Gesell, unidad político administrativa oficializada hacia 1983 que en 1978 se separó del Partido de General Madariaga, límite distrital noroeste sobre la Ruta Provincial Nº 11. Hacia el norte el límite es el Partido de Pinamar y hacia el sur es el Partido de Mar Chiquita. La ciudad cabecera del partido es Villa Gesell, fundada el 14 de diciembre de 1931, que durante la década de 1940 se perfiló turísticamente con la fijación de médanos y la forestación boscosa. El crecimiento turístico de esta ciudad se sucedió durante las últimas décadas del siglo XX y junto a Pinamar transformaron al sector norte del litoral marítimo bonaerense en un destino que mantendría en puja la hegemonía de Mar del Plata.

Hacia el sur del Partido se encuentran las villas balnearias Mar de las Pampas, Mar Azul y Las Gaviotas, que comprenden los nuevos asentamientos ligados a la recuperación del turismo de sol y playa en la primera década del siglo XXI. Según datos del Censo 2001 del INDEC, el Partido de Villa Gesell poseía 24.282 habitantes y para la proyección de 2006 de la Dirección Provincial de Estadística de la Provincia de Buenos Aires tendría 28.725 habitantes (Atlas Total Clarín, 2008). Hacia 1995 la superficie de Mar de las Pampas era de 2,8 km² y con una población extraoficial de 900 habitantes entre las tres villas (Guía de la Costa Atlántica Clarín, 1995). Para el Censo 2001 entre Mar Azul y Mar de las Pampas tenían 825 habitantes (569 en Mar Azul y 256 en Mar de las Pampas), pero las estimaciones extra oficiales actuales para solamente Mar de las Pampas se aproximarían a un núcleo cercano a las 200 familias que representarían unos 800 habitantes (Diario Página 12, 30 de enero de 2007).

La urbanización en Mar de las Pampas se dio por procesos turísticos proyectados hacia 1940: “Al igual que Mar Azul, esta localidad balnearia se levantó sobre un sobrante de tierras que oportunamente adquiriera Carlos Gesell. En la década de 1940 la empresa Mar Azul S.A. las compró para proceder a su subdivisión. La planimetría fue aprobada en 1981 y poco tiempo después comenzó la apertura de calles y la comercialización de las parcelas” (Juárez y Mantobani, 2006, p.54). La empresa que compró las tierras (alrededor de 9 km de frente marítimo y 2 km de ancho) realizó entre 1947 y 1951 las primeras obras sobre la zona: “se construye un camino de acceso dede la Ruta 11 hasta el mar, comienzan los trabajos de fijación y forestación de las dunas y el loteo del predio. Se construye también una hostería de madera frente al mar y se plantan tamariscos, acacias trineveris y pinos para fijar la arena.” (Secretaría de Turismo y Cultura del Partido de Villa Gesell, 2009, p.1). El proyecto urbano fue abandonado a principios de 1950, los pinares se secaron y el camino de acceso y la hostería quedaron cubiertos por la arena.

Mar Azul S.A. se disolvió, las tierras fueron a remate judicial y fueron compradas por empresarios porteños, quienes contrataron ingenieros agrónomos para reiniciar la fijación y forestación de los médanos de las 330 hectáreas. “Se plantaron gran variedad de especies, algunas que no se encuentran en otras forestaciones de la costa atlántica, tales como el olivo de Bohemia y pino mexicano, de gran valor ornamental. El nombre “Mar de las Pampas” se debe a que éste es uno de los pocos lugares de la costa donde la llanura pampeana se encuentra con el mar” (Secretaría de Turismo y Cultura del Partido de Villa Gesell, op cit). Entre 1957 y 1978, la nueva sociedad y la familia Astengo realizaron los trabajos de forestación intensiva de la fracción llamada Mar Azul, que incluía a Mar de las Pampas y Las Gaviotas, y se reabrió el camino de acceso desde la Ruta 11. La apertura de calles comenzó a principios de 1980, años después de que la Municipalidad de Villa Gesell aprobara la planimetría, así como la comercialización de parcelas y las mejoras realizadas en el acceso desde el camino de arena que dista 13 kilómetros de la ciudad cabecera.

Ya en el siglo XXI, creció la actividad de la construcción, aunque gran parte del bosque no puede urbanizarse ya que los lotes poseen un sector denominado “espacio verde” en el cual se prohíbe todo tipo de intervenciones. La presencia de los espacios verdes toma importancia en la valorización económica del lote: a mayor espacio verde y cercanía al mar, los precios crecen. Los terrenos en venta para la construcción de viviendas de destino turístico o residencias particulares tienen los mismo tamaños (15 x 30mts. o de 15 x 45mts. en su largo y ancho). Los precios de los lotes se desplazan desde los 25.000 a 50.000 dólares y los chalets desde los 80.000 a los 200.000 dólares. Estos precios estimativos disponen una exclusividad de acceso en comparación con otros puntos, aunque se mantienen por debajo de los precios más altos de la región, ubicados en las zonas más jerarquizadas de Mar del Plata y Pinamar.

En Mar de las Pampas ninguna de sus calles ni vías de conexión (camino a la Ruta 11, continuidad de Avenida 3 que la une con Villa Gesell y la calle Mar del Plata que conecta con las restantes villas del partido) se encuentran asfaltadas. Sus calles terminan en caminos sin salida, factor que no permite la circulación continua de los automóviles. En relación a la accesibilidad del transporte, sólo existe una línea de ómnibus interurbano que une las villas balnearias con la ciudad cabecera. Este servicio sólo se desplaza por la Avenida 3 y la calle Mar del Plata. La limitante en la accesibilidad procura mantener la masividad alejada: las empresas que realizan excursiones de turismo receptivo sólo pueden trasladar sus contigentes en pequeñas camionetas.

Mar de las Pampas es el primer lugar en la Argentina enmarcado como “slow city“, concepto que surgió en Italia en la década de 1980 relacionado con una forma de vida más relajada, de ciudad lenta. Existen determinadas condiciones para que una ciudad pueda ser definida así: protección del medio ambiente, difusión de productos locales, divulgación de la filosofía “slow city“. Un factor que contribuyó al desarrollo del turismo slow se debe al diseño urbanístico que ha tenido la villa, que cuenta con un trazado irregular de su trama urbana. Los desarrolladores urbanizaron el lugar en relación a la topografía encontrada; las calles bordean las dunas. Mar Azul y Las Gaviotas, en cambio, mantienen el característico diseño en cuadrícula de los primeros asentamientos turísticos balnearios. En esta villa balnearia todavía no se destacan construcciones en altura ni edificaciones que se encuentren sobre el frente costero, los médanos que se encuentran entre las playas y el poblado no han sido afectados, aunque las líneas de médanos interiores que existían con anterioridad entre la playa y la villa fueron modificados por la urbanización.

Figura 2. Balneario Soleado de Mar de las Pampas.
Vista del único balneario existente y playa libre.
Fuente: Javier M. Ordoqui. 19 de enero de 2009.

Mar de las Pampas posee médanos y playas que tienen una distancia cercana a 100 metros del mar durante las horas en que la playa es utilizada para el ocio desde el mediodía hasta el atardecer. Desde la bajada del médano que desemboca en la calle Roca hasta el mar existen 85 metros, de los cuales 50 metros se despliegan hasta el pie del médano. Sobre ese sector de playa se ubican los espacios de sombrillas de los aparts y hosterías. El frente costero que posee un uso turístico intenso tiene una extensión de 300 metros y una superficie estimada de 26.000 m².

En la villa existe solamente un balneario, llamado Soleado, que se encuentra habilitado desde la década de 1990. El precio de alquiler de carpas y sombrillas se encuentra entre los 5.000 y 3500 pesos respectivamente. El costo de un espacio de sombra aquí es menor al de los balnearios de Playa Grande y playas del Sur de Mar del Plata, donde los alquileres se encuentran entre los 5.500 pesos por sombrilla y entre 6.000 y 8.000 pesos una carpa. La posesión de sombra en las playas de Mar de las Pampas no genera condiciones de exclusividad. La accesibilidad hacia las playas posee una sola bajada pública que cuenta con un pasillo de 100 metros desde la arena hasta el comienzo de la calle. El resto de los accesos no están señalizados y se encuentran sobre la zona de médanos (ver Figura 2).

En relación a lo laboral, gran parte de los trabajadores de los comercios de Mar de las Pampas son mano de obra proveniente de Villa Gesell, quienes se trasladan a diario para realizar su jornada. Los “cuidacoches” trabajan con permisos otorgados por el gobierno municipal; el armado y desarmado y las tareas de verano en el balneario son realizadas por trabajadores provenientes de Paraguay, quienes llegan en octubre y se retiran luego de Semana Santa. Estos migrantes prácticamente pasan la mitad del año aquí y se trasladan por una vinculación directa con quien posee la concesión del balneario. Las personas que trabajan como gerentes, encargados y empleados en muchos de los emprendimientos de los centros comerciales, así como quienes trabajan en los complejos turísticos, pertenecen a las ciudades de donde provienen sus propietarios: ciudad de Buenos Aires, La Plata, Mar del Plata o Villa Gesell.

En el espacio urbano destinado a la actividad comercial sobresalen las galerías comerciales, que han crecido en número y densidad al ritmo de la construcción. Algunas de ellas son paseos dedicados a la venta de artesanías producidas por grupos familiares y pequeños empresarios. Pero también se destacan puestos comerciales de grandes marcas nacionales e internacionales que se insertan mediante la concesión de la marca a medianos y grandes empresarios. La gran mayoría de estos centros comerciales están organizadas por pobladores locales junto a empresarios extra-territoriales.


Reta

Reta está localizada en el sudeste del Partido de Tres Arroyos y forma parte de los pueblos balnearios bonaerenses. Su fundación oficial fue en 1927, en una etapa de debilitamiento del gobierno conservador y de paulatino ascenso de sectores populares. Las tierras donde se asentó el balneario fueron consideradas improductivas para el modelo agropecuario debido a la arenosidad y salinidad de sus suelos. Martín Reta y Claudio Otero lotearon parte de sus tierras y formaron la Sociedad Pueblo Balneario Reta compuesta por ambos y otros inversores inmobiliarios. Esta sociedad fundacional realizó la traza urbana sin un modelo de ordenamiento y planificación territorial que contemplase la dinámica litoral. El resultado fue la inclusión en el loteo de tierras que encontraban sumergidas en lagunas litorales y en cordones dunícolas vivos y sin forestar. La comercialización de los lotes de Reta se realizaron en Buenos Aires en el estadio Luna Park y muchos de los nuevos propietarios desconocían el balneario y sólo contaban con descripciones parciales de los agentes inmobiliarios (Codonio, 1996). Éstos transmitieron imaginarios acerca del emprendimiento asociado al éxito que habían tenido los balnearios fundados a fines del siglo XIX.

Un hito particular en el proceso fundacional de Reta lo distancia de los demás emprendimientos balnearios: la creación de la Colonia Emilio Mitre en 1928, que albergaba a estudiantes y maestros de distintas partes del país. Fue uno de los primeros establecimientos que impulsó un turismo inclusivo, que se desplegará tiempo después con mayor organización desde el estado en la etapa peronista. En forma análoga a los demás balnearios bonaerenses, pocos apellidos concentraban la mayoría de las tierras. La apropiación del espacio turístico, luego de desarrollado el loteo, se vio reforzado por el desinterés del gobierno municipal, quien consideraba las arenas como un área marginal dentro del partido.

Figura 3. Playas agrestes de Reta
Vista del estado de naturalidad y extensión del frente costero de Reta.
Fuente: Facundo M. Hernández, 25 de enero de 2010.

Los trabajadores rurales que comenzaron a visitar y veranear en Reta provenían de los pueblos rurales cercanos al balneario (Copetonas, Oriente y Micaela Cascallares) que funcionaban como centros de servicios para la economía rural. El pueblo balneario se transformó en un sitio de destino turístico para las familias trabajadoras de la zona. En la década de 1960 el turismo regional creció con las mejoras en la Ruta 3, por la que se accede a Reta, y atrajo a turistas de ciudades localizadas sobre la red vial (principalmente de Azul, González Chávez y Benito Juárez) y también llegaron contingentes de porteños en búsqueda de playas apacibles y agrestes.

En términos de conectividad, Reta es un balneario excluido. La red ferroviaria quedó a 27 kilómetros del balneario y tampoco se proyectó una ruta de acceso directo para el balneario. La Ruta Nacional 3 se encuentra a 47 kilómetros de Reta y para acceder a ella se deben recorrer 27 kilómetros de camino vecinal luego de su empalme con la Ruta Provincial 72. Los servicios de transporte son escasos, hasta el 2008 la frecuencia de la empresa de transporte que cubre el trayecto de mayor flujo de turistas (Reta-Buenos Aires) era de una por día y a partir de la temporada 2009 se incrementó a dos y sigue suspendida fuera de temporada. La comunicación con la cabecera del partido es también baja. En el verano se posee una frecuencia de seis servicios diarios cubiertos por dos empresas familiares y la empresa dominante del transporte zonal El Rápido S.A. En el resto del año sólo La Dorreguense cubre el trayecto tres veces a la semana. Reta queda prácticamente desconectada de los centros de servicios más cercanos. Por otra parte, el pueblo posee un fuerte déficit en la cobertura de servicios de infraestructura básicos (electricidad, gas, cloacas, desagüe pluvial, pavimentación) debido a las bajas inversiones del estado y del sector privado.

A partir de la década de 1990 comenzó en Reta un proceso de crecimiento de población y de turistas. Esta tendencia se afianzó en los primeros años del siglo XXI con un predominio de turistas oriundos de Buenos Aires, que representan aproximadamente el 45% del flujo turístico y superan el 26,5% procedente de las localidades de la Ruta 3 (encuestas propias). Las causas se encuentran en que el turista lo considera un balneario ecológico, sin etiqueta. El atractivo turístico es el paisaje agreste conformado por amplias playas, cordones dunícolas sin intervención antrópica y la transición al pastizal pampeano. Incluso en esta franja costera aún subsiste una rica fauna alóctona y autóctona que forma un valor agregado a la naturalidad de estas playas (ver Figura 3). La elección de estos balnearios también está sujeta a las formas de sociabilidad que se identifican con la parsimonia y ritmos propios de la vida de pueblo y el predominio de un turismo familiar.

En los últimos cinco años se registra un proceso migratorio de Buenos Aires hacia Reta, principalmente de familias jóvenes en búsqueda de ambientes naturales y sociales amenos. La inauguración de la escuela secundaria en 2008 catalizó este proceso. La población en el último censo era de 289h. (Atlas Total Clarín, op. cit.) y representaba el 0,5% del partido. Estos nuevos pobladores que se incorporan a la economía local en el sector de servicios turísticos, son clases medias y medias-altas con capacidad de inversión y capitalizan el turismo al construir cabañas modernas que diversifican la oferta de alojamiento.

La morfología urbana en el frente costero se presenta como homogénea natural, ya que la primera línea de médanos prácticamente no está intervenida. El pueblo se asienta tras la geomorfología del frente dunícola, no tiene vista panorámica al mar sino al murallón de arena que representan los médanos. No existen avenidas o paseos costaneros, las calles terminan al pie de los médanos, que son el principal escenario de sociabilidad. Tampoco existen balnearios en la playa, sólo existen cuatro paradores que tienen pocas carpas colocadas por ordenanza municipal. Debido a la extensión de sus playas y al flujo exiguo de turistas éstas no son ocupadas en forma concentrada, la dispersión es el rasgo distintivo.

Es para destacar que la firma hotelera Terrazas de Cayastá está construyendo un hotel sobre los médanos de Reta, siendo la primera intervención sobre los mismos. La utilización de materiales secos y la estructura arquitectónica adoptada acompaña las formas de las dunas incide en que esta construcción pueda presentarse comercialmente como una edificación sustentable. El impacto paisajístico es importante, ya que se amputó parte del médano para construirlo. Según la encuesta realizada en el 2008 el 99,8% de los turistas y el 75,6% de los pobladores locales rechazaba la construcción del hotel.


Conclusiones

La aplicación de un enfoque territorial del turismo ha permitido aproximarnos a un conocimiento de las dinámicas, funcionamientos e identidades de los asentamientos estudiados. El trinomio de espacios turísticos pertenece a una región históricamente caracterizada por el desarrollo de actividades turísticas. La turistificación inicial, y las sucesivas, de cada uno de ellos, se ha producido en diferentes períodos históricos en los que los recursos valorizados activan la funcionalización de los territorios, que es explicada por un juego específico de actores sociales (vectores de turistificación de Knafou). De esta manera, en el actual contexto de globalización la competencia por atraer turistas responde a ciertos imperativos históricos asociados a la segmentación de la demanda. Los actores hegemónicos locales plasman sobre el territorio verticalidades de la escala global.

Mar del Plata es el asentamiento donde puede observarse con mayor facilidad el desarrollo de estrategias asociadas a la lógica global. Sin embargo, también presenta continuidades respecto de sus distintos períodos de turistificación. Por estas razones, desde mediados de los setenta, con la crisis económica, urbano-ambiental y de poder turístico territorial, si bien conserva un modelo basado en la masividad, éste se ha reconfigurado. Las masividades han avanzado sobre espacios anteriormente reservados a la exclusividad y han ocasionado transformaciones de su hinterland turístico, el turismo exclusivo sobrevive como relicto de la élite y el turismo popular se ha segregado sobre espacios de escasa valoración económica pero de importancia histórica.

La ciudad deberá incorporar nuevas lógicas en relación a la producción de su espacio urbano sobre la costa, ya que las modificaciones que se produzcan tendrán un impacto territorial directo sobre su espacio pero además una incidencia fuerte sobre las dinámicas territoriales del litoral marítimo bonaerense funcionalizado a través del turismo de sol y playa.

Entre las acciones que podrían tomarse en cuenta para su aplicación pueden considerarse los controles a los movimientos y reacomodamientos de arena realizados por los concesionarios de los balnearios en los meses previos al verano y que agudizan los procesos erosivos. También el retiro paulatino de las construcciones fijas existentes en sectores vulnerables de su frente costero, como las unidades balnearias, los comercios y ramblas que obstaculizan la dinámica natural de las playas. Asimismo, es necesaria la incorporación de tecnologías superadoras de defensa costera en relación a la histórica política estatal del escollerado de playas.

El caso de Mar de las Pampas se vuelve importante para el análisis de las dinámicas de las villas balnearias del siglo XXI. Se sostienen condiciones de neoexclusividad gracias a factores tales como: la regulación de la accesibilidad, la jerarquización del lugar por el aspecto ambiental y la ausencia de actividades y prácticas de sociabilidad características de las ciudades balnearias (como las de la vida urbana que han sido trasladadas hacia las arenas), aunque han aumentado los usos recreativos de sus playas por el crecimiento de su proceso de turistificación.

La villa balnearia debe plantear su desarrollo a través del respeto por los marcos regulatorios existentes y la profundización de los mismos para atender la perspectiva de crecimiento sostenido de la actividad turística. La conservación del ambiente será clave para gestionar un territorio en constante evolución. Ello requerirá la participación de la comunidad local, los gestores de las políticas públicas y los usuarios.

En Mar de las Pampas se destaca la ausencia de emprendimientos productivos organizados sobre bases cooperativas de escala local apartadas de las lógicas entrelazadas a la escala global, así su desarrollo turístico se comenzaría a dar sobre bases más comunitarias como se observa en las villas balnearias situadas en sus cercanías. Este factor debería ser motivado por los gestores del turismo de sol y playa en los partidos del litoral marítimo bonaerense, para que los réditos económicos comiencen a ser horizontalizados localmente y evitar la continua verticalización y externalización de las ganancias que realizan los actores hegemómicos locales y extraterritoriales.

En la estructura regional del turismo balneario bonaerense Reta representa un espacio marginal. La falta de una normativa que contemple la dinámica del pueblo balneario ha generado en los últimos años una paulatina degradación del paisaje costero producida por el surgimiento de proyectos urbanísticos y construcciones que rompen con el modelo urbano agreste. La gestión tiene por desafío avanzar hacia la formulación de políticas de planificación y ordenamiento territoriales. Puntualmente, se deberá tender a la recuperación de la primera línea de médanos afectada por loteos y a la concreción de un parque dunícola para la conservación de un recurso estratégico para la economía local.

La protección de áreas naturales es una deuda pendiente en el litoral marítimo bonaerense. La continua expansión de la frontera urbana y su sesgo economicista ha relegado los modelos de sustentabilidad basados en la conservación ecológica. En los alrededores del Balneario Reta se podría crear un parque nacional (el litoral marítimo bonaerense es el único ecosistema que aún no ha sido protegido por la Administración de Parques Nacionales) que podría contribuir al desarrollo turístico endógeno.


El análisis conjunto de casos con fuerte base empírica permite afirmar que la formación de nuevas lógicas de gestión, ordenamiento y planificación territoriales tiene su punto de partida en estudios integrales del territorio; de los numerosos planos de la realidad que se entrecruzan y proyectan en él. La complejidad de las problemáticas implica soluciones igualmente complejas. El desarrollo territorial se vuelve dependiente de procesos de gestión integral que partan del reconocimiento tanto de la diversidad interna de los territorios locales como de los espacios regionales en los cuales se insertan.

Es indispensable que los poderes locales incorporen una noción totalizadora del territorio que favorezca el desarrollo de contextos receptivos a la participación de actores de distintos ámbitos. La concertación es una condición necesaria en el diseño de las estrategias, proyectos y acciones. En razón del conflicto de intereses que implica, el campo científico-académico aún no ha logrado un reconocimiento de sus labores y aportes, con lo cual se derrochan recursos y se mantiene contenida una potencialidad clave del desarrollo endógeno.


En ocasiones recientes, los efectos nocivos estructurales del desarrollo turístico impulsaron una movilización de grupos de la sociedad civil que instaló públicamente el debate sobre las problemáticas territoriales concretas. No obstante, ello no significa que sus resoluciones formen parte de las agendas territoriales locales. El desafío consiste, entonces, en celerar la aceptación cultural, política y social de los impactos negativos y los deterioros del ambiente costero provocados por el modelo dominante de desarrollo turístico. En tiempos de desorden se hace cada vez más necesario enmarcar los estudios y diseños de planificación, ordenamiento y gestión territoriales en abordajes de la complejidad. De ello dependerá la solvencia de las intervenciones dirigidas sobre el territorio.


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de: http://www.geografiaycostas.com.ar/
Link: http://www.filo.uba.ar/contenidos/investigacion/institutos/geo/geocritica2010

1 comentario :

  1. La costa argentina se esta desarrollando cada vez mas. Hay cada vez mas turistas que quieren ir a esos lados y eso hace que se amplie el territorio turístico. Yo poseo varios departamentos en alquiler en mar del plata y cada vez es mas la cantidad de personas que están interesadas en alquilarlo y en pasar las vacaciones allí.

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