Claromecó sitiado por los charcos tras el temporal del viernes
Un fuertísimo temporal de viento y lluvia se registró el viernes a la noche y madrugada del sábado en Claromecó.
La consecuencia: la misma de siempre, la que sirve para reflexionar e imaginar el día en que la villa, después de la lluvia, no tenga ni un solo charco, una sola laguna de esas que dificultan el tránsito vehicular e impiden el paso de los peatones. Pero esto no es culpa ni de Brito ni de Sánchez. Ni de la diosa naturaleza. Ni del capataz municipal ni del operador de la motoniveladora. Hay una realidad: Claromecó ha crecido sin control.
El pueblo turístico se expande día a día con obras particulares nuevas, complejos de cabañas, decenas de casas para alquilar, en un presente de carencia de servicios.
Por esas cosas en las que no aparece el legítimo por qué, el gas por redes tiene un freno muy fuerte que no deja acceder a nuevas conexiones. Es que la Provincia no puede subsidiar más gas y es menos costo político suprimir conexiones que poner más y aumentar el precio.
Así momento a momento encontramos probablemente respuesta a muchas preguntas.
¿Y por qué los charcos? ¿ Y hasta cuándo?.
Porque la topografía de Claromecó es difícil. Rebuscada. No debe ser nada fácil para los expertos diseñar un sistema de desagües pluviales que ayudan a drenar. Tal vez el primer paso sea un buen proyecto y luego buscar el financiamiento para encararlo en partes, segmentado, de a poco. Pero con soluciones definitivas. Los zanjones para desviar el líquido a terrenos vecinos, no sirvieron. El arreglo es político y por sobre todas las cosas económicos. No hay dudas que debe ser una obra de varias decenas de millones.
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