lunes, 11 de marzo de 2013

guardavidas de claromecó

la voz del pueblo - 11/03/2013
De bañeros a guardavidas
Por Luis Satini
Hay que retroceder un poco en el tiempo para comenzar con esta reseña, con algo de historia y mucho de lo vivido. Tal vez por eso los años 70 parecieran los dorados, los 80 los de mucho esfuerzo y perseverancia para conseguir elementos indispensables, los 90 con más docencia y más educación al bañista, y la actualidad con un ejemplo de trabajo e integración.

Comienzos
Allá por los 50 un grupo de jóvenes comenzó con esta loable tarea de rescatar vidas, de "sacar" a los bañistas que imprudentemente se internaban al mar. Apellidos como Brajovich y Sánchez conformaban los "bañeros", aquellos que con su malla blanca se identificaban y mostraban el camino sin saber lo difícil que sería.
Las pesadas roscas color naranja o blancas acompañaban a esos hombres musculosos, con ímpetu y solidaridad. Al poco tiempo una gran prueba los puso al límite, un numeroso grupo de niños se internó al mar y sin darse cuenta la corriente los arrastró hacia el canal, los bañeros entraron en acción, sogas y roscas ayudaron en la tarea, pero los problemas superaron la voluntad, son muchos chicos y solo dos guardavidas. Entonces ahí salió nuestra solidaridad, nos contó Jorge Satini: "Estábamos pescando con mis hermanos, pasábamos la red y se nos ocurrió ayudar, sin dudar le dijimos a Brajovich pasemos la red, salvemos a los chicos y así los hicimos, pudimos sacar a todos los chicos de una sola vez".
El trabajo continuó sin descanso año tras año, y así comenzaron a llegar implementos a la playa. Los primeros vehículos, la Gladiator y los clásicos Jeep blancos que tantos dolores de cabeza trajeron. También hubo más seguridad con los miradores y el inolvidable tranvía de Rondanina.
Pero los problemas se acrecentaron a medida que Claromecó crecía y se requería de más elementos y más bañeros. En el verano, a mediados de los 70, se lucía el plantel de jóvenes de la localidad, esos "chicos" eran los mismos que recorrían la calesita y los boliches ganando confianza y seguridad, eran personajes queridos por todos.
Por esas épocas hubo un verano conflictivo y esto hizo que se llegara a una huelga, desde las autoridades se tomó la determinación de traer guardavidas de Mar del Plata. Lo cómico de esto fue que el jefe estaba enyesado y los pobres "muchachos" no sabían que hacer en la playa, ignoraban totalmente el mar de Claromecó.
A todo esto, nuestros guardavidas estaban en la playa, saludados y apoyados por la gente, y al "Lobo" se le ocurrió darse un baño porque estaba aburrido, lo demás es anécdota, "los hizo correr? mejor dicho, los hizo mojar".
Por aquellos tiempos también se creó la escuela de guardavidas de la mano de Borelli y Ferrario, esta determinación generó importantes cambios en las playas.
Los 80 trajeron los primeros handies, pero la falta de elementos entregados a tiempo "brotaron" en pequeños conflictos como cada verano, con los intendentes de esa época. Con la radio local ayudamos a los guardavidas que solo pedían protección para la gente, solicitando elementos de seguridad.
También desde la radio le di un espacio a los "chicos", Juani y Matute, ellos hacían un programa singular, con algo de música, muchos saludos, pero lo más importante era la prevención en su contenido. Por eso su nombre era "Salí de la Canaleta".
Los tiempos fueron cambiando, hasta las formas de las roscas cambiaron, ya no las hubo más, para darle paso a los torpedos.
Con la solidaridad e integración que identifica a los guardavidas, agregan a favor de personas con diferentes capacidades las sillas especiales, logrando así un anhelo de años.
Mediante la constante superación y pensando en la seguridad de los turistas, forzaron la incorporación de la moto de agua, hoy elemento indispensable en salvatajes.
Se integró a los planteles la seguridad y la belleza de la mano de la mujer guardavidas. Ellas demuestran que pueden y saben hacer su trabajo, y además "mejoran el paisaje".
Hoy los guardavidas pensaron en la integración, en la prevención. Pude ser testigo de algo asombroso, el recorrido de unos pocos metros de un niño sobre la camilla de la moto de agua. Este niño con disminución de capacidades motoras solo confía en ellos, y ahí están presentes, realizando este trabajo en un horario y con un mar donde se den las condiciones, con poca gente, aguas calmas y todo un plantel atento para no descuidar nada. Ese niño, de a poco se está estimulando y va tomando confianza con las personas.
Atrás en el tiempo quedaron los bañeros, pero para nada su arriesgado trabajo.
Ellos marcaron un camino, a ellos los siguieron muchas generaciones, pero siempre en sus mentes la vida del ser humano.
Tengo la suerte de compartir hace años charlas, mates, anécdotas, alegrías, tristezas, cumpleaños, novatos, bajas, colaboración, pero siempre los observé con una profesionalidad y respeto únicos, jamás dejan de mirar el mar, al bañista, cuidan sus elementos porque saben que son parte de sus vidas y de las que van a buscar, rezongan con los que desobedecen, pero ahí están una y otra vez haciendo escuela.
Saben que la prevención es la mejor herramienta, corren los jalones (banderines rojos) que demarcan los canales, aseguran los amarillos para que los turistas puedan disfrutar del mar, estos sencillos elementos nacidos en el inolvidable Nahuel Coi por una necesidad de ordenar y concentrar a los que eligieron Dunamar.
Cambian las banderas para orientar a los que bajan en los diferentes balnearios, alargan sus horarios porque las jornadas son aptas de playa, se quitan los filamentos de las aguas vivas sin quejarse, protegen sus cuerpos del sol con diferentes cremas, buscan refugios poco cómodos para poder observar bien, utilizan lentes para cuidar sus vistas, aunque a veces hay que admitir que alguna "cola" se les mete en los ojos, rondan y vigilan con la nueva pick up con un orgullo único, después de tantos dolores de cabeza con los móviles.
Pareciera que la suerte los ha tocado, diferentes refugios los cobijan en sus descansos, cuentan con una leyenda viviente en el Nahuel Epú, el querido Alberto, y además pueden contemplar día tras día un nuevo amanecer y un cálido atardecer.
Así pasan los días, pero saben que esto los pone al fin de una nueva temporada, habrá que ver que caras tendrá el próximo verano el cuerpo de guardavidas.





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