martes, 6 de noviembre de 2012

vecinos de claromecó: dr. juan abad

 
la voz del pueblo - 06/11/2012
Juan, el médico que inspira confianza
Por Claudio Menéndez
 
El doctor Juan Abad reside desde 1975 en la localidad, donde admite que pudo ganar "la confianza de la gente". Describe las principales dificultades que afrontan los profesionales de la salud. Muestra satisfacción por la vida en Claromecó, lugar que eligió para su desarrollo familiar y laboral
Hay personas que con sólo pronunciar su nombre de pila, la gente sabe de quién se trata. No necesitan apellidos, segundos nombres, o títulos especiales. En Claromecó, cuando alguien se refiere a "Juan", no hacen falta más palabras ni explicaciones, se trata sin dudas del doctor Juan Aníbal Abad.
Lleva 37 años viviendo en la localidad, a la que llegó en 1975 "por una temporada, como muchos casos, y lo elegí como mi lugar. Soy de un pueblo chico como San Cayetano, por eso también me adapté. Yo conocía Claromecó porque venía a pescar con amigos, un hermano de mi señora vivía acá, y nos enteramos que había una doctora que se estaba por ir, algo similar a lo que ocurre actualmente. Queríamos estar más cerca de los padres de mi mujer, por eso nos vinimos a Claromecó. Yo tenía un cargo en el Ministerio de Bienestar Social de la Provincia en una localidad cercana a Pedro Luro, a Claromecó directamente no me podían trasladar porque todavía estaba esta médica trabajando. Entonces me asignaron en el Centro Materno Infantil en Tres Arroyos, donde se atendían partos, controles de embarazo y demás. Yo iba todos los días a Tres Arroyos, después me lo arreglaron y concurría tres veces por semana en doble turno. Hasta que finalmente me trasladaron a la Unidad Sanitaria de Claromecó, que era una dependencia provincial como el Vivero, luego esas áreas pasaron a la Municipalidad".

El doctor Abad recuerda que sus inicios en Claromecó fueron duros. Explica que "llegamos en mayo de 1975, caímos justo en el momento del 'rodrigazo', veníamos con dos chicos, y fue complicado. Pero bueno, hubo que poner garra y buena voluntad. Había condiciones precarias, lo que teníamos era escaso, se complicaba mucho más en verano. Más de una temporada estuve sólo al frente de la Unidad Sanitaria, y en otras ocasiones enviaban médicos residentes, donde me podía acomodar más con los tiempos. Era imposible tomarme vacaciones, por las famosas 'razones de servicio'. Varios años después de estar trabajando pude empezar a tomarme días libres".

Al establecer una comparación con estos días, dijo que "lo vemos en la actualidad, que sigue siendo difícil que un médico se radique en Claromecó. A los profesionales que vienen les cuesta adaptarse al lugar, y creo que lo que más les cuesta es hacer medicina generalista en atención primaria. Yo tenía horarios, durante treinta años atendía en la sala y después iba a las casas de la gente, a toda hora. Siempre digo que es mucho más fácil atender la guardia en una clínica que en Claromecó, porque ahí uno tiene sala de rayos, quirófano, todos los elementos a disposición, y algo que es muy importante: la palabra de otro profesional. Acá uno está sólo, y el paciente necesita seguridad, uno tiene que brindarle seguridad, aún dudando, es decir, un margen de error muy chico. Yo tuve mucha suerte con el personal, las enfermeras, los ambulancieros, toda muy buena gente, siempre predispuesta. Y médicos que me han ayudado mucho como Jesús González que ahora está en De la Garma, Néstor Parapuño. Las autoridades no reconocían horas extras ni todo ese esfuerzo, pero se hizo lo que se pudo, con los errores lógicos".

No obstante, dejó en claro que "no me quejo, Claromecó es el lugar que elegí, y acá me quedo, vivo bien, todo lo que tengo lo hice aquí. Pude hacer estudiar cinco hijos en la universidad, cosa que no es fácil, mi mujer terminó el secundario y pudo hacer un curso universitario, todo desde acá. A mi me gusta viajar, tuve la oportunidad de hacerlo, conocer varios lugares del mundo, pero lo hago contento porque sé que voy a volver a Claromecó. Mis hijos viven en distintos lugares, y siempre vuelven a esta localidad. Tengo uno en España, para él venir a la Argentina es venir a Claromecó, si el avión lo dejase directamente aquí no pasaría por Ezeiza. Es que la infancia de ellos acá ha sido inolvidable, y lo siguen recordando, aman Claromecó".

Otra de las diferencias de vivir y ejercer la medicina en una pequeña localidad, es que todos los pacientes son gente conocida. Dice Juan Abad que "está pasando ahora, que estoy atendiendo a los hijos de los bebés que yo atendía cuando recién empecé. Conozco a los padres, a los abuelos, a toda la familia. Es muy difícil, es un compromiso afectivo. La misma gente que atiendo en el consultorio después la veo por la calle. Me ven en cualquier parte y me dicen lo que les pasa o dónde les duele. Tengo que andar camuflado por la calle, porque de lo contrario me paran, es muy difícil cuando nos conocemos tanto entender que soy médico en el consultorio y soy un vecino como cualquier otro en la calle, pero es algo que no se puede evitar. Siempre recuerdo que a mi mujer la he dejado cenando sola en restaurantes varias veces, la gente reconoce el auto y me va a buscar por algún problema. Eso también quiere decir que me tienen confianza, eso es lo principal que he ganado en estos 37 años, la confianza de la gente".

Calidad de vida
Abad finaliza analizando la actualidad. Indica que "cuando yo vine estaba el Hospital Pirovano y las dos clínicas privadas. Y en la actualidad también, hay más salas periféricas, más atención primaria, pero centros asistenciales, tres, igual que antes. Y la población creció muchísimo. Hacen falta médicos, por eso hay especialistas que dan turnos para dentro de un mes y medio. Pero es un problema que está en todos lados. Y en Claromecó se ha avanzado mucho, hay muchas cosas que antes no estaban, el gas, el agua corriente, obras muy importantes. Faltan cosas, es lógico, pero se va avanzando. Se ha progresado, la calidad de vida es distinta".

No hay comentarios :

Publicar un comentario