lunes, 23 de agosto de 2010

nicolás merich, el nuevo médico de claromecó

la voz del pueblo - 23/08/2010
Pequeñas grandes historias
Un nuevo médico para Claromecó


El doctor Nicolás Merich nació, casualmente, en San Nicolás. Estudió en Cuba, vivió en Venezuela. Estuvo trabajando en Haití tras el devastador terremoto. De espíritu aventurero, desde hoy es el tercer profesional en la Unidad Sanitaria local.

La ficha
Nombre: Nicolás Merich
Edad: 34 años
Profesión: técnico radiólogo y médico
Estado civil: en pareja
Hijos: uno de 4 años, y uno de su pareja de 11




"Siempre me he desempeñado en lugares pequeños, comunidades rurales. Estoy acostumbrado al ritmo del pueblo, por eso creo que me voy a acostumbrar rápido a Claromecó"

Desde hoy, la Unidad Sanitaria de Claromecó volverá a contar con el tercer médico, tras el alejamiento hace unos meses de la doctora María Luisa Lobo. A las profesionales Susana Sato y Yordanka Francisco, se suma Nicolás Merich, un joven generalista con pasión por su actividad y también por la aventura.
Las vueltas de la vida suelen ser impensadas, por eso justamente es que Nicolás Merich llegó a Claromecó, tras estudiar en Cuba y trabajar en Venezuela en su corta pero intensa carrera. También estará cerca de su hermana Leonor, quien desde hace un tiempo se desempeña junto a su marido como responsable del área de Diagnóstico por Imágenes del Hospital Pirovano, tras la llegada del nuevo tomógrafo.
El profesional contó que "nací en San Nicolás de los Arroyos, donde está la Virgen, cerca de Rosario. Primero estudié técnico radiólogo y mis estudios universitarios los hice en Cuba y un posgrado de medicina general en Venezuela. A Claromecó llegué por un aviso que salió publicado en internet y mi hermana me comentó también de este trabajo. Allí me comuniqué con Eduardo Giordano (director técnico del Centro Municipal de Salud) y con Mary Souto (directora delegada del Organismo Descentralizado), y aquí estamos".

Lugares pequeños
Al doctor Merich le gusta la tranquilidad de los pueblos chicos. Explicó que "siempre me he desempeñado en lugares pequeños, comunidades rurales. Estoy acostumbrado al ritmo del pueblo, por eso creo que me voy a acostumbrar rápido aquí, y mucho más si estoy en mi tierra, en Argentina. Acá veo que están bien equipados, en otros sitios que estuve no había ni siquiera ambulancias. Los medios de diagnóstico son prescindibles, a veces no importa mucho la parte clínica del médico, que debe saber aprovecharla".
"También sé que ésta es una comunidad turística que en el verano incrementa su población. He trabajado en poblados donde hay lagos y también tengo experiencia en salvatajes acuáticos, dado que hice un curso al respecto", aseveró.
Tener la posibilidad de estudiar medicina en Cuba no es algo que le suceda en forma habitual a un argentino, por eso Merich relató la forma en que llegó a la isla para cursar su carrera.
Contó que "el gobierno cubano ofrece becas gratuitas para estudiar. Todos los años se dan sesenta becas para chicos que no tienen recursos económicos, luego se hace una selección. Yo estudiaba y trabajaba cuando salió esta oportunidad en el año 2000, y la aproveché. Estuve allá hasta 2006, ya que la idea es que cuando nos recibimos volvemos a nuestras comunidades y trabajamos en lugares pequeños donde no hay médicos, en ciudades donde se necesita al profesional. Por eso no volví a San Nicolás, ya que allí hay hospitales y centros asistenciales importantes".
Y la casualidad quiso que en Claromecó Nicolás Merich se encontrase con la doctora Yordanka Francisco, cubana que reside hace varios años en Argentina y desde hace dos que vive en Claromecó.
"No he tenido oportunidad todavía de charlar mucho con ella, pero ya nos vamos a encontrar para compartir experiencias", puntualizó el profesional.
Merich trabajó un tiempo en la frontera entre Argentina y Bolivia, en la llamada "Operación milagro", que consiste en realizar intervenciones quirúrgicas para devolverle la vista a personas de escasos recursos, residentes de comunidades fronterizas.
También por internet le llegó la información de que en Venezuela hacían falta médicos generalistas y entonces Merich emprendió otra de sus tantas aventuras.
Señaló que "mi compañera es paraguaya y como ella tenía que revalidar el título para poder trabajar en Argentina, nos fuimos a Venezuela, más que nada fue un tema de unión familiar. Estuve tres años allí, hasta el año pasado".
Merich es también aficionado a los deportes. Contó que "siempre me gustó nadar", por eso es que realizó en la Cruz Roja de su ciudad natal el curso de salvatajes en medios acuáticos.

En Haití
En enero de este año el mundo se conmovió ante la noticia de un fuerte terremoto en Haití. El sismo, de 7 grados en la escala de Richter, devastó la isla caribeña, derribando incluso el palacio presidencial. Y para sumar una nueva página a su vida, marcada por la aventura y el espíritu solidario, Nicolás Merich estuvo allí por casi dos meses.
El médico relató que "estuve 52 días, fuimos con una brigada médica de Venezuela. Llegamos 15 días después del terremoto con un grupo de protección civil, un sector militar y la parte médica. Los militares se encargaban de repartir víveres y carpas, los civiles hicieron rescates. Empezamos siendo médicos y terminamos siendo coordinadores de un campamento".
"Igualmente no vi lo peor, aunque se vieron cosas graves como fracturas que no habían sido atendidas por el aislamiento y la situación general del país. Trabajábamos formando campamentos, con carpas de entre 20 y 40 metros. Ahí se ubicaban las familias y nosotros les brindábamos la atención médica", explicó.
Merich consideró que en situaciones como ésa "se ve de todo. Es un país atrasado en materia de salud y educación. El nivel es muy bajo. Nos encontramos con gente de todo el mundo que había ido a brindar su ayuda. Al principio pensé que iba a tener problemas con el idioma, dado que yo nunca había hablado francés, que es el idioma que hablan en Haití, además de algo de inglés y español, según las regiones".
"Había voluntarios que oficiaban de traductores y no tuvimos problemas. Aprendimos algo del creole (lenguaje oral que predomina en la isla) muy rápidamente. En una semana ya estábamos dándole a la gente indicaciones básicas en su idioma. Además de la parte médica, tuvimos que trabajar mucho en el aspecto psicológico, hubo profesionales cubanos que ofrecieron asesorías en este aspecto", detalló.
Finalmente, Merich informó que "tratamos primero a los niños, que son los que más rápido se adaptan, por eso organizábamos juegos con ellos. A los mayores les cuesta más, tal vez por su idiosincrasia no querían reconocer algunas cosas y porque estaban bloqueados por la tragedia. Muchos profesionales coincidían en que el pueblo haitiano se comportó distinto a otros que sufrieron catástrofes, tal vez porque es un país muy castigado históricamente, ya que han padecido muchos desastres naturales y se han acostumbrado a los golpes".

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